Las empresas de barranquismo piden extender al Pirineo las limitaciones aplicadas en Guara

La Unidad Adscrita de la Policía Nacional realizó inspecciones en las pistas de esquí para atajar el intrusismo profesional. Ahora, las empresas de turismo activo piden su ayuda para llevar esos controles también a los barrancos, y luchar contra la presencia de guías, sobre todo extranjeros, sin titulación y que viajan a la provincia con grupos más numerosos de lo recomendable. La reclamación del sector va más allá, y demanda extender al Pirineo la regulación existente en la sierra de Guara.

La Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón ha llevado el asunto al grupo de trabajo creado con las áreas de Turismo y de Sostenibilidad del Gobierno de Aragón. Según explica su presidenta, Inés Dewulf, "llevamos reclamando la regulación del barranquismo desde hace más de un año y medio, para impedir situaciones como la del barranco de Mirabal, donde hay una masificación sin control, y para evitar el intrusismo y estar todos en un plano de igualdad". Las empresas citan este caso, "ya que algunos días de agosto parece una playa de Salou", donde además observan "malas prácticas: grupos que van con pocos guías y sin el material adecuado".

El espejo donde mirarse es Guara, donde el barranquismo lleva 20 años regulado a través del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural, que limita la actividad a determinados cañones, con un máximo de personas por grupo (normalmente 8 o 10) y una frecuencia mínima de entrada de 10 minutos. La normativa también condiciona el material y excluye las zonas sensibles. Fuera de Guara no existe ningún tipo de regulación y por lo tanto no se puede controlar el tamaño de los grupos, lo que compromete la seguridad.

Según la asociación sectorial, los agentes de la Policía Nacional adscritos a la Comunidad Autónoma están dispuestos a colaborar en la realización de inspecciones. Fuentes de la unidad indicaron que todavía no se ha concretado esta labor y que su papel, por cuestiones de competencias, se limitará "exclusivamente" a evitar el intrusismo profesional y velar por el cumplimiento de la normativa autonómica.

La directora general de Turismo, Marisa Romero, valoró el trabajo en el seno del grupo. Según dijo, hay una predisposición "buenísima" por parte de la Policía para ayudar. "Han venido a ponerse a nuestra disposición para luchar contra el intrusismo. También debemos garantizar que haya buenas prácticas, que es muy importante".

En Aragón, un decreto regula las titulaciones. Exige a las empresas contratar técnicos con una acreditación específica si existe esa modalidad de formación, "pero no hay control sobre las que vienen de fuera", afirmó Nacho Cifuentes, gerente de Aguas Blancas. "Hay empresas extranjeras que vienen a hacer en España cosas que no les permiten en su país, donde hay mucho control", aclaró.

En Mirabal es habitual encontrar autobuses enteros procedentes de Saint Lary con solo dos guías. "Bajar dos guías con un grupo de 50 no es seguro. Nosotros solemos mantener unos ratios similares a los de Guara, pero lo hacemos por dar calidad y sobre todo seguridad a los clientes, no porque haya una normativa", señaló Cifuentes.

Tete Mozota, cuya empresa TT Aventura trabaja el Mirabal, se queja de los grupos muy numerosos, la mala praxis y el intrusismo. "Hay empresas de Francia que vienen y se van en el día. Es un turismo que no deja absolutamente nada", lamentó.

Por Mirabal pueden pasar hasta más de 500 personas al día, en un tramo de 2 o 3 kilómetros. No obstante, según Mozota, "por suerte, la masificación solo se produce en unos pocos barrancos y unos pocos días al año. Las empresas locales conocemos otros menos saturados donde el cliente aún puede disfrutar de la naturaleza en tranquilidad".

Entre los guías se comenta que las empresas pirata tienen incluso su propio protocolo de rescate para evitar avisar a la Guardia Civil en caso de que se produzca un accidente.