Los bañistas apoyan las restricciones en el salto de Bierge a un mes de su entrada en vigor

Piden que se puedan hacer reservas ‘online’ para no viajar en balde cientos de kilómetros.

La prohibición de tirarse desde la presa no evita los saltos, como se ve en esta imagen tomada ayer.
Los bañistas apoyan las restricciones en el salto de Bierge a un mes de su entrada en vigor
Verónica Lacasa

Faltan solo unas semanas para que los tornos y las vallas pongan freno a la masificación en el salto de Bierge, y los turistas ya han empezado a ocupar esta piscina natural alentados por el calor. Un centenar de vehículos llenaba ayer el parquin, aunque aún se está lejos de las cifras de máxima afluencia de julio y agosto, con hasta 1.500 personas.

La mayoría de los usuarios eran de Zaragoza, pero otros se habían desplazado de lugares más alejados, como La Rioja. En general, entienden que ha llegado el momento de poner coto a la presión humana que amenaza con destrozar este paraje del río situado en la zona periférica de protección del Parque Natural de la Sierra de Guara. Algunos de los que ayer se bañaban aquí ya conocen por los medios de comunicación que si vuelven en julio tendrán que madrugar porque solo se permitirá la entrada de 250 personas, previo pago de 2 euros. Las medidas, acordadas por el Ayuntamiento, la Comarca del Somontano y la DGA, han sido cuestionadas por los empresarios de Guara y los del sector de turismo deportivo, que ven dificultades en su aplicación práctica.

"Si el objetivo es que esté más limpio y mejor cuidado, me parece bien", comentaron Alejandro Fernández y Beatriz Muñoz, de Zaragoza. Ayer pisaron este lugar por primera vez y se mostraron "encantados", pero "en julio y en agosto no vendríamos, porque hemos visto las imágenes en los periódicos y en la televisión".

También llegó desde Zaragoza, Marco Antonio Muñoz junto a otros cinco familiares. "Vengo muchas veces, y en agosto. Hay que hacer algo porque se tiran desperdicios y hay mucha suciedad", dijo. Él pagaría sin problemas 2 € y se pregunta si podrá reservar previamente la entrada, una cuestión por la que se interesan otros usuarios, lo mismo que los empresarios, que plantean la necesidad de establecer un sistema de reservas por internet para evitar llegar a Bierge tras un largo viaje y quedarse fuera.

"Está claro que si aquí se juntan 1.500 personas se necesita una regulación, pero ¿se podrá llamar para reservar? ¿O es que van contando y solo dejan entrar a 250? Algo tendrán que hacer, no va a venir alguien desde Barcelona y se va a encontrar esto cerrado", planteó el riojano Carlos Lacaba, que junto a su familia y unos amigos pasaba el fin de semana en Alquézar y se acercó a esta piscina natural "porque hemos oído hablar mucho de ella".

"Hemos venido otras veces y cuando se ha ido la gente hemos visto que esto quedaba lleno de basura. Cuando pagas un dinero por entrar a un sitio parece que lo cuidas más. Da rabia pagar por todo o que limiten el acceso a un espacio natural, pero entiendo que es un precio simbólico", señaló Ana Fernández, otro miembro del grupo de La Rioja.

No todo el mundo está de acuerdo el cobro de una tasa en un paraje natural. "Está bien que haya un control, pero ¿qué prestaciones darán? Al menos deben garantizar que vaya para el mantenimiento", señalaron Adrián Fleta y Francisco Pérez, que viajaron desde Zaragoza.

Junto a los bañistas, se podían ver grupos de barranquistas (aquí concluye el descenso de la Peonera). Uno de los guías reconoció que se sale del río antes de llegar al salto "porque me da asco pasar por aquí con los clientes". "Si un lugar está tan masificado, algo hay que hacer", concluyó.

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