Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La maqueta de la batalla de Waterloo ya se puede visitar en el Museo de Miniaturas Militares

Esta compuesta por 8.063 piezas y respecto a los números, es una maqueta única que desde este miércoles ya se puede disfrutar en el Museo de Miniaturas Militares de la Ciudadela de Jaca.

Inauguración de la maqueta de la batalla de Waterloo.
Inauguración de la maqueta de la batalla de Waterloo.
Laura Zamborain

Esta compuesta por 8.063 piezas y respecto a los números, es una maqueta única que desde este miércoles ya se puede disfrutar en el Museo de Miniaturas Militares de la Ciudadela de Jaca. Sus autores, Alfredo González y Raúl Quílez, comenzaron la maqueta de la batalla de Waterloo en los años 70 "por afición a las miniaturas y a la historia", y aunque ha estado parada bastantes años, "poco a poco fuimos completándola", porque se ha creado a lo largo de 40 años, aunque de trabajo real han sido unos 4 años, según explican sus autores.

Ha sido una "actividad intermitente", hasta que surgió la posibilidad de llevarla al Museo de Miniaturas Militares de Jaca, "e hicimos los últimos retoques", apunta Alfredo. En el acto de inauguración celebrado este miércoles, Raúl explicó que en un principio iba a ser una maqueta de 80x50 centímetros, "no iba a ser más grande".

Pero posteriormente, un miniaturista le enseñó a hacer moldes y creó 110 "sólo para la maqueta", que tiene una superficie de 15 metros cuadrados. Además de la maqueta, se inauguró un nuevo espacio expositivo que se incorpora al Museo de Miniaturas Militares. La nueva ubicación era anteriormente la sala de exposiciones temporales, que ahora ha quedado dividida en dos, y en un espacio están los Premios Ejército, que ganan en amplitud y luminosidad y en la otra la nueva maqueta de Waterloo.

Ambos autores reconocen que la colocación de la maqueta en Jaca "es lo mejor que nos podía pasar" y aseguran que no tienen en mente más trabajos de este tipo, "es un trabajo muy grande que necesita mucha dedicación".

El trabajo de los miniaturistas no se ha limitado a realizar las figuritas, sino que detrás hay mucho estudio y trabajo de investigación. Descubrieron en una librería de Madrid el libro Waterloo, de Henri Lachouque, que fue su primera fuente.

"Aquel libro nos abrió las puertas a un desarrollo de la maqueta mucho más concienzudo", explican. Pero su investigación no se detuvo allí. Mucho tiempo después darían con un dato paisajístico clave que resume la profundidad de su trabajo de investigación: "En Bélgica se utilizaba el cultivo de rotación y en Waterloo se alternaban el trigo y el centeno".

Cuando tuvieron la certeza de que en 1815 "tocaba centeno" sustituyeron muchos de los campos amarillos de trigo por los verdes del centeno, que en junio en el norte de Europa aún no ha madurado. Hasta ese punto han llegado.

"Mi obsesión ha sido desde los inicios ser absolutamente fidedigno con los detalles históricos", explica Alfredo González, un ingeniero técnico dedicado desde siempre al sector de la Informática. El mayor hallazgo para ellos fue conocer el papel fundamental que tuvo en Waterloo el general español Miguel de Álava.

Se sabía o se suponía que había tropas españolas en ambos bandos. Con los franceses probablemente lucharon soldados del Regimiento José Bonaparte, compuesto fundamentalmente de españoles, y entre los aliados seguramente pelearon veteranos de la Guerra de la Independencia. "Pero que Álava, que había luchado codo con codo junto a Wellington en la península y liberado Vitoria, por ejemplo, hubiera tenido un papel tan destacado es algo que en España era muy poco conocido", apuntaron.

Los primeros veinte años de historia de la maqueta fueron muy intensos. La primera exposición fue en 1980 en el Casino Mercantil de Zaragoza. La última, en 1996 en la Agrupación Artística Aragonesa de la capital del Ebro. Para cada exposición se preparaba una maqueta corregida y aumentada. "Cada vez era más laborioso el montaje y perdimos la ilusión por las exposiciones temporales", dice Raúl.

"Recuerdo que declinamos una invitación de Galicia", añade Alfredo. Estaba todo en cajas, distribuido en tableros que unidos forman el todo. "Y eso que era la mitad de grande que la que se ha instalado en la Ciudadela". Por eso, durante casi veinte años, el núcleo original de aquella maqueta descansó en un sótano.

Pero a partir del 2014, entró en escena el Consorcio del Castillo de San Pedro de Jaca y su Museo de Miniaturas Militares. El coronel Benjamín Casanova, su director entonces, y el director del museo, Diego Fernández, contactaron con los maquetistas zaragozanos y pusieron la Ciudadela de Jaca a su disposición.

"Vimos que podíamos cumplir nuestro sueño; que la maqueta podría estar expuesta de forma permanente y en el mejor sitio posible. Para nosotros es un honor". Así que se embarcaron en otros tres años de trabajo. Tenía que ser perfecta. Y lo han conseguido.

El director del Consorcio del Castillo de San Pedro, el coronel Joaquín Ruiz, ha reconocido que para el Castillo "es un orgullo y satisfacción" albergar esta obra, porque es "diferente, está muy trabajada, es excepcional y un referente nacional e incluso internacional".

Y es que la maqueta habla por sí sola. A su belleza  y mínimo detalle se unen las cifras: un total de 8.063 piezas, 6.650 soldados (3.600 franceses y 3.050 aliados), 1.285 caballos, 71 cañones y 57 carros de munición y avantrenes.

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