La DGA se plantea volar el túnel agrietado en Añisclo ante el peligro de derrumbamiento

Los municipios consideran una "catástrofe" que la carretera no se reabra en verano, ya que el cañón tiene 176.000 visitantes.

La carretera lleva 12 días cerrada, desde que los técnicos de la DGA detectaron  problemas estructurales en uno de los túneles, un paso excavado en la roca, donde habitualmente se producían desprendimientos y ya había algunas grietas.
La carretera lleva 12 días cerrada, desde que los técnicos de la DGA detectaron problemas estructurales en uno de los túneles, un paso excavado en la roca, donde habitualmente se producían desprendimientos y ya había algunas grietas.
DGA

Las grietas detectadas en la boca y en la bóveda de uno de los tres túneles de la carretera del cañón de Añisclo (HU-613) hacían temer lo peor, pero los testigos colocados por los técnicos han corroborado que el cierre al tráfico de esta vía de acceso al Parque Nacional de Ordesa, hace 10 días, está más que justificado.

Esta semana los técnicos volvieron a comprobar la evolución de las grietas y vieron que los testigos se han fracturado, señaló el director general de Movilidad e Infraestructuras del Gobierno de Aragón. En este departamento se está barajando qué solución a adoptar, pero según avanzó José Gascón, "todo apunta a que será necesario volarlo", de forma que pasará a ser un tramo de carretera abierto.

El problema no es tanto la solución técnica, ya que resulta "relativamente sencilla", según el responsable de Movilidad, como las afecciones ambientales. La obra depende de los permisos del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) y del Parque Nacional, ya que está dentro del espacio protegido. Además, en las cercanías existe un nido de quebrantahuesos y no se podrá mover una máquina hasta que las aves lo abandonen. Todo ello podría retrasar la reapertura y que no esté abierta en verano, aunque la DGA no quiere avanzar plazos.

De momento, los vecinos de Fanlo, Nerín o Buisán deben tomar una vía alternativa por la carretera Puyarruego-Buerba, construida por el Parque Nacional y que, según los alcaldes, si ya no reúne condiciones adecuadas para el tráfico local, mucho menos para absorber el flujo de visitantes, que en 2016 fue de 176.000 personas en este sector.

Los municipios consideran que sería "una catástrofe" no tener abierto el cañón de Añisclo en verano. Según el alcalde de Fanlo, Horacio Palacio, las quejas de los hosteleros han aumentado con la colocación de unos carteles en Sarvisé y Escalona donde se advierte del corte sin especificar que existe una vía alternativa. "Los turistas se dan la vuelta", aseguró ayer Palacio, que ha pedido una entrevista con el consejero. Él reclama el arreglo de la carretera Puyarruego-Buerba, que define como "una pista forestal asfaltada". De hecho, en época turística la carretera de Añisclo es de sentido único y el regreso se realiza por la otra. "Si no la arreglan, ya podemos decir que la temporada se nos ha ido abajo", lamentó. Pero el director general alega que "siendo la única vía posible", en este momento no se pueden plantear obras, además de que no es competencia de la DGA sino del Parque.

En Escalona (municipio de Puértolas), en la entrada del cañón de Añisclo, también existe una gran preocupación ante un posible cierre prolongado y sus efectos en el sector turístico. "El verano está cerca y el problema es gordo. El departamento asegura que están todos los días trabajando para solucionarlo, pero sería grave que no se abriera", manifestó el alcalde de Puértolas, José Manuel Bielsa. "La otra carretera es larga y todo se complica mucho porque tendrá más carga de tráfico. No es una solución. Sirve de parche temporal, pero no para el tráfico diario en verano", precisó, recordando que la mayoría de los habitantes de esta zona están vinculados con el turismo.

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