El largo camino del tintero al ordenador

La Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca celebra el 175 aniversario de la implantación de los estudios de Magisterio en la capital oscense.

Alumnos de Magisterio en un aula de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación.
Alumnos de Magisterio en un aula de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación.
Rafael Gobantes

Los ordenadores portátiles han sustituido a los libros y en lugar de pizarras, en las aulas se utilizan proyectores, pero la escuela de Magisterio de Huesca conserva aromas de tiza y, sobre todo, de conocimientos. Son los que han marcado una forma de enseñar que cumple 175 años en la capital oscense y que los más de mil alumnos que este curso estudian en el centro reciben como un legado. La historia, el presente y lo que está por venir es lo que la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación conmemora en este aniversario con multitud de actos alrededor del maestro.

Todo comenzó en 1838, cuando se promulgó la Ley de Instrucción Primaria del marqués de Someruelos para crear una Escuela Normal de Maestros en cada provincia. El objetivo era profesionalizar la función que ya ejercían. La Diputación de Huesca mandó a formarse a la Escuela Normal de Madrid a Mariano Carderera y Leandro Boned. El primero creó en 1842 la Normal de Maestros de la capital oscense. Se ubicó en el convento desamortizado de San Bernardo, donde permaneció hasta su traslado al actual edificio, inaugurado en 1932.

La Escuela Normal de Maestras de Huesca se creó en 1857, en el Beaterio de Santa Rosa. En 2012 cambió de lugar y en 1932 se trasladó al de la calle Valentín Carderera, donde está la Facultad en la que se titulan cada año más de 200 maestros y maestras.

Por las aulas de Magisterio pasaron Mariano Carderera, pedagogo que dirigió la Escuela de Maestros de Barcelona entre 1847 y 1849 y fue Inspector General de Instrucción Primaria en España. Estudiaron Manuel Ángel Ferrer y Vicente Campo, que dirigieron el centro y fueron alcaldes de la ciudad. Y Ramón Acín, profesor de dibujo con un prometedor futuro artístico que vio truncada su vida en el año 1936. Otro de sus más ilustres nombres es el de Joaquín Costa, que fue miembro de la Institución Libre de Enseñanza.

Entre las graduadas destacaron por su labor innovadora Magdalena de Santiago Fuentes, que tras de ejercer en Huesca pasó a la Escuela Normal Superior de Maestras de Madrid, y María Sánchez Arbós, que imprimió a sus alumnas de la escuela de la calle de los Santos Justo y Pastor el entusiasmo por aprender.

Los 1.064 estudiantes de este curso son herederos de quienes empezaron a reducir la brecha de la educación en Huesca. Muchos lugares de la provincia reconocieron la labor dedicando calles a sus maestros. Con motivo del 175 aniversario, dicha nomenclatura va a recopilarse.

Pero hoy, la admiración no es tan general. Nieves Moyano reconoce que la figura del maestro ha cambiado en los últimos 50 años. En este tiempo se ha trabajado para dignificar la profesión. "Hasta los años 70 no eran ni estudios universitarios y ahora son estudios de grado, cuatro años de formación con 1.000 horas de prácticas y un trabajo final", apunta la Delegada de la Decana para Estudiantes, Comunicación e Innovación. En cuanto al ejercicio de la profesión, dice que "antes el maestro era el único que tenía la verdad o el conocimiento, pero ahora que hay tantas fuentes de información parece que se ha difuminado la labor del docente".

Marta Liesa considera que una manera de dignificar la profesión sería firmar un pacto por la Educación: "No puede ser que en 13 años haya habido tres leyes orgánicas educativas porque se politiza, se utiliza como un instrumento de guerra política". Según la decana, "no es necesario cambiar la ley cuando cambia un gobierno". Azucena Lozano, secretaria y delegada para Proyección Social y Cultural, manifiesta que "los políticos deberían valorar más los estudios de Magisterio, básicos para el futuro de país".

La Escuela cuenta en este momento con 108 profesores. "Son suficientes pero hay poca estabilidad", comentan en el decanato. El crecimiento del título de Magisterio ha coincidido con una crisis que impedía contratar funcionarios y por ello, en Huesca hay un 20% de docentes permanentes y un 80% que no lo son. Por otro lado, de todo el profesorado solo hay un 57% asociado, el resto está a tiempo completo. "Es casi la mitad y eso es un buen número", señalan.

Acreditación de calidad

También es muy bueno que la Agencia Nacional de Calidad (Aneca) haya renovado la acreditación de los dos grados (Primaria e Infantil) y los máster (Profesorado e Educación Física; el Lenguaje, la Comunicación y sus Patologías; y Museos) que se imparten en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación. Marta Liesa, explica orgullosa que "nuestros estudiantes salen de una titulación acreditaba a nivel nacional, no de un título que se tiene que volver a evaluar dentro de dos años". También presume de que la oferta académica de la Escuela de Huesca abarca desde el grado hasta el doctorado, lo que permite dar continuidad a los estudiantes.

La mayoría proceden de Huesca y su provincia, y de Zaragoza. No obstante, hay un porcentaje significativo de Cataluña, Navarra y Teruel. En junio casi siempre se cubren todas las plazas. La decana señala que por ahora no se ha notado la incidencia de la implantación de los grados de Magisterio de infantil y Primera en la Universidad San Jorge en el curso 2105/16. "Sí que los valoramos como algo desleal porque ya teníamos suficiente formación en Magisterio en Aragón", indica Liesa. "Y yo creo que la gente valora la tradición, son muchos años los que llevamos aquí formando maestros", añade.

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