La población de osos se dispara en Cataluña mientras Aragón mantiene solo dos ejemplares

La DGA cree que el nacimiento de 10 crías en territorio vecino acabará afectando. En 2016 hubo 15 denuncias de ataques a rebaños.

El oso Neré nació en 1997 y se mueve por el Pirineo occidental.
El oso Neré nació en 1997 y se mueve por el Pirineo occidental.
DGA

Neré y Sarousse siguen siendo los dos únicos osos pardos que campan por el Pirineo aragonés. El dato contrasta con el que recientemente ha hecho público Cataluña, donde en 2016 nacieron 10 crías, un hito desde la reintroducción de la especie hace 20 años para repoblar el Pirineo ante la desaparición de los animales autóctonos. En esta Comunidad ya son 31, la mayoría en el valle de Arán, que limita con la Ribagorza.

¿Cómo afectará esto a Aragón? Según Manuel Alcántara, jefe del servicio de Biodiversidad del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, "a corto plazo la situación probablemente sea parecida a la del año pasado y no tengamos ninguna afección". No obstante, reconoce, "es previsible que si la población sigue creciendo, tarde o temprano algún animal acabe pasando a territorio aragonés".

Ocurrió con Sarousse, una hembra nacida en Eslovenia en 1999 que tiene su área de campeo en la Ribagorza. Fue liberada en Francia en 2006 pero en 2010 se trasladó a la vertiente sur, instalándose en el macizo del Turbón.

El otro animal es Neré, un macho de 1997, que se mueve entre los valles de Aspe y Ossau, en Francia, pero que hace incursiones desde 2003 por los valles de Roncal (Navarra), Ansó, Hecho, Aragüés y Aísa. Teóricamente, Aragón y Navarra comparten con Francia a otro oso, Canelito, pero en los últimos años no se ha detectado ningún tránsito.

Ni Neré ni Sarousse han dado señales de vida todavía esta primavera. "O continúan en hibernación o siguen muy tímidos a la hora de moverse", señala Alcántara, quien confía en tener noticias en las próximas semanas del final del sueño invernal.

Según el responsable del servicio de Biodiversidad, la población ha ido creciendo desde la primera suelta y se ha ido moviendo más hacia la zona oriental del Pirineo. "El flujo es sobre todo entre el valle de Arán y el lado francés. La parte aragonesa, por las razones que sea, no les ha atraído tanto, pero es previsible que con el tiempo algún ejemplar pueda saltar. En principio será de una forma discreta, no esperamos ningún desembarco. Pero para eso estamos preparados".

Aragón conocía desde el 15 de marzo los datos que dio a conocer hace una semana Cataluña. En esa fecha se convocó la comisión de seguimiento, en la que también están representados Francia, Andorra, Cataluña y Navarra. Aunque se reúnen una o dos veces al año, Alcántara asegura que "siempre estamos en contacto, y cuando hay posibilidad del tránsito de algún ejemplar de un lado a otro se comunica para que la otra parte esté alerta". Según este responsable de la administración, no hay previstas nuevas sueltas, después de que el año pasado, en el lado catalán, se liberara un ejemplar.

En 2016, el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad registró 15 incidentes con el oso, un número similar al de otros ejercicios. Aunque algunos años hay denuncias por destrozos en colmenas, el pasado solo afectaron a rebaños de ovejas.

Cataluña está explotando turísticamente la presencia del animal salvaje (existe una Casa del Oso, rutas guiadas en torno a los paisajes que frecuenta...), pero en Aragón, según Alcántara, resulta difícil al haber solo dos ejemplares. "Allí tienen las desventajas del oso, pero también ventajas, e incluso se han generado puestos de trabajo. Aquí, de momento, solo tenemos mínimas desventajas".

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