Punto final a un retiro de 3 años, 3 meses y 3 días

Diez hombres y diez mujeres han vivido en aislamiento en el monasterio budista de Panillo para prepararse espiritualmente. A la salida, abrazaron a sus familiares.

Algunos de los participantes en el retiro, durante el ritual que compartieron a la salida.
Punto final a un retiro de 3 años, 3 meses y 3 días
Ángel Gayúbar

Un acto de purificación ritual y de reencuentro con familiares y amigos puso ayer punto y final al retiro de tres años, tres meses y tres días que diez fieles budistas han llevado a cabo en lamasterio ribagorzano de Panillo para profundizar en su conocimiento personal y en las prácticas budistas. Suele ser un primer paso para que los fieles que lo han concluido alcancen el rango de lamas o de directores espirituales de las distintas congregaciones budistas.

Desde las nueve de la mañana un numeroso grupo de familiares cercanos, amigos y miembros de la comunidad budista esperaban impacientes la salida de los diez ‘retirantes’ (cinco hombres y cinco mujeres de distintas edades) que concluían este dura experiencia de conocimiento personal en aislamiento casi total.

"Después de esos tres años totalmente aislados, la experiencia de encontrarse rodeados de gente resulta muy chocante para ellos", advertía momentos antes de que llegaran al templo la presidenta de la Fundación Dag Shang Kagyu, Isabel Alcántara.

Junto a ella, Antoni y Dolors, padres de Esther, una de las protagonistas, esperaban impacientes y muy expectantes ante cómo se iban a encontrar a su hija. Ha sido una experiencia "muy dura", señalaban, ya que solo han podido mantener contacto por medio de cartas "muy espaciadas en el tiempo".

Como ellos, el resto de los familiares de estos diez postulantes (siete españoles, una colombiana, una venezolana y un alemán) eran un auténtico manojo de nervios. Esperaron hasta que en la lluviosa mañana de Panillo, acompañados por los lamas residentes, salieron en procesión desde el recinto donde se encuentran las casas de retiro e hicieron acto de presencia en la explanada del templo.

Sonrisas y lágrimas

Fue en ese momento cuando se desbordó una emoción que se trasladó al interior del templo, escenario de una ceremonia de bienvenida en la que los abrazos, los besos, las sonrisas y las lágrimas de felicidad acompañaron el desembarco en el regreso a la cotidianeidad. "He encontrado a mi hija muy feliz, me ha dicho que ha sido una etapa maravillosa de su vida y a mí me ha dado mucha paz verla así", confesaba aliviada Dolors después de poder abrazar a Esther tras tres años separadas y constatar que estaban viviendo "un volcán de emociones".

Isabel Alcántara ya había advertido que los ‘retirantes’ tienen ahora que ir adaptándose poco a poco a la gente tras su largo aislamiento e introspección personal. "Oír a tantas personas hablando a la vez, verse envueltos en la vorágine de abrazos y sonrisas supone siempre un auténtico shock después de tres años de retiro", explicaba a los presentes para que no se llevaran una decepción ante alguna posible reacción extraña.

La calurosa bienvenida en el templo formaba parte del ritual de Milarepa en el que, tras la entrega de ofrendas de respeto y cariño, los lamas y dos de los ‘retirantes’ compartieron con los asistentes algunas reflexiones acerca de la experiencia, en una jornada en la que el lama director de Dag Shang Kagyu, Drugyu Tempa, definió como "muy especial".

"Ha sido largo"

Como portavoces de sus compañeros, Jesús Hernández, agradeció estar arropado en este día tan especial "que vosotros habéis hecho más emotivo". Reconoció que estos tres años han sido un tiempo "largo", con momentos "de todo tipo", y pidió perdón a sus familiares "por no haber podido estar con vosotros en los momentos difíciles".

Catorce personas comenzaron hace tres años este retiro en la que era la segunda promoción en el lamasterio. Por distintos motivos, cuatro de ellos lo fueron abandonando a lo largo de estos 1.188 días en que han vivido apartados y ajenos a la actualidad y tan solo han tenido noticia de algunas grandes tragedias y desastres para que tuvieran presentes a las víctimas en sus rezos. Y se han relacionado exclusivamente con el lama Drugyu Tempa, el director del Dag Shang Kagyu, con los lamas que les impartían charlas y enseñanzas filosóficas, con Vicente, el "lama socorrista", lo definía ayer Gloria López (se encargaba de realizar las compras imprescindibles para su manutención), y con el médico.

Panillo es uno de los escasos recintos occidentales en que se puede hacer este tipo de retiros. Ahora mismo no hay planes para acoger una tercera promoción.

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