Mueren dos ciervos de la Ciudadela, uno por la ingesta de plásticos

Hacen un llamamiento para evitar que se viertan basuras al foso donde vive la manada.

Los ciervos viven en semi libertad en el foso de la ciudadela.
Los ciervos viven en semi libertad en el foso de la ciudadela.

Dos ciervos de la Ciudadela de Jaca han muerto con tan sólo cinco días de diferencia. La primera pérdida se produjo el pasado día 18, cuando una hembra falleció después de haberle administrado antibióticos y vitaminas ante lo que parecía una infección de riñón, tal y como parecían apuntar los análisis de sangre. Sin embargo, la necropsia demostró que la muerte pudo deberse a la ingesta de plásticos, ya que en su estómago se encontró papel de aluminio, plásticos variados y hasta una pajita. No es el primer fallecimiento que se produce por este motivo, por ello desde la Ciudadela hacen un llamamiento para evitar que se viertan basuras tanto al foso donde vive la manada de ciervos, como a los glacis que la rodean.


La segunda baja, de un ciervo de dos años, se produjo el pasado domingo. Según han explicado desde el Castillo de San Pedro, murió de forma natural, de una enfermedad que sufren los rumiantes llamada basquilla. En este caso, y tras la necropsia, no se detectaron plásticos en su estómago.


Precisamente el pasado mes de diciembre y a raíz de que en los últimos tiempos el entorno de la Ciudadela y el foso donde viven estos animales son objeto de acciones poco cívicas causadas por determinadas personas, que abandonan basuras, plásticos vidrios y otros objetos que son dañinos para los ciervos, nació la iniciativa Ecociudadela. Se trata de que las personas puedan interactuar con los ciervos y está previsto que se ponga en marcha a partir del próximo mes de febrero.


La presencia de ciervos en los fosos del Castillo de San Pedro de Jaca se remonta a 1974, tras la cesión de un macho y dos hembras por parte de una reserva de Puerta de Hierro de Madrid, gracias a la colaboración y las gestiones de la comandancia militar de Jaca y el Icona. El objetivo que se pretendía era “adornar los fosos y generar un disfrute a los habitantes y visitantes de la ciudad”. En la actualidad hay 22 ejemplares, entre machos, hembras y crías, una población inscrita como núcleo zoológico autorizado por el Gobierno de Aragón.

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