Defensa reduce su plantilla en la capital oscense a 13 funcionarios y venderá la residencia militar

El subdelegado del Ministerio justifica el cierre del Sancho Ramírez "porque no hay dinero para mantenerlo". El dato contrasta con los más de 1.000 militares que había hace 20 años repartidos en tres acuartelamientos.

El Ministerio de Defensa venderá la residencia militar ubicada en el paseo de Ramón y Cajal.
Defensa reduce su plantilla en la capital oscense a 13 funcionarios y venderá la residencia militar
R. Gobantes

Con el cierre del cuartel Sancho Ramírez, Defensa ha dejado reducida a mínimos su plantilla en la capital oscense. Esta se limita a la Subdelegación del Ministerio, donde trabajan 13 personas (5 militares del Ejército, 2 guardias civiles y 6 civiles), además de los empleados del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFA), encargado de la cobertura sanitaria, con 2 miembros del Ejército, 1 guardia y 2 civiles.


Estas cifras contrastan con el personal que tenía el Ejército hace 20 años en la ciudad, donde estaban destinados 1.100 efectivos (700 en el cuartel Sancho Ramírez y 400 en el Alfonso I). Además, la provincia disponía de otros 500 en Sabiñánigo, 600 en Barbastro y 1.200 en Jaca. Solo aquí queda una guarnición.


El subdelegado de Defensa ratificó ayer los argumentos esgrimidos por su Ministerio para justificar el cierre de las últimas instalaciones de Huesca, con 250 militares, que se hizo efectivo el 31 de diciembre. "El Ejército de Tierra no tiene dinero para mantener muchísimos acuartelamientos ¿Y qué hace? Lo que haría cualquiera, concentrar las unidades en bases más grandes con espacio para ocupar", declaró ayer el coronel José Rivera, en un encuentro con los periodistas, en referencia a la vuelta a Zaragoza del Grupo de Transportes radicado en la capital oscense.


En este sentido, recordó la respuesta del Gobierno central a una pregunta parlamentaria fijando el ahorro en 700.000 euros anuales. "Como oscense, el primero que lo siente soy yo", señaló, pero aclaró que ha ocurrido en otras ocasiones. "No es el primero que se cierra ni va a ser el último", dijo. "Venimos de un Ejército de unos 300.000 hombres, en los años 80, y ahora somos 120.000. Tenemos muchos cuarteles abiertos y es muy complicado mantener tantos. Debemos concentrarnos para ahorrar dinero", insistió.


El patrimonio del cuartel ha quedado en manos del Ejército de Tierra. El subdelegado no sabe qué ocurrirá con el Sancho Ramírez, pero recordó que los clausurados anteriormente (Alfonso I y la Merced) se vendieron al Gobierno de Aragón para viviendas.


Sí es segura la venta, "en breve", de la residencia militar, ubicada en el paseo de Ramón y Cajal, que ha pasado a disposición de Inviet (Instituto de Vivienda, Infraestructuras y Equipamiento de la Defensa), encargado de la enajenación de inmuebles. "La función de las residencias militares es apoyar al personal sin domicilio y aquí ya no la tiene porque no hay guarnición", explicó José Ribera. Cuenta con 29 habitaciones.


Casi todos los militares del Sancho Ramírez se han trasladado a Zaragoza con su unidad, salvo 12 que no han querido irse y han quedado disponibles a la espera de una vacante. Por su parte, los civiles, unos 14, están ya recolocados en diferentes puestos de la Administración General de Estado (Subdelegación, Tráfico, Fomento, Seguridad Social, Policía y Guardia Civil). En el caso de dos cocineros que debían ir a la Academia General Militar, han recurrido para poder permanecer en Huesca.

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