Mejillones en escabeche, pimiento rojo, castañas asadas o queso y membrillo fueron algunos de los sabores que probaron los asistentes a la primera cata de helados organizada en la heladería Elarte, ubicada en la céntrica plaza de San Antonio de la capital oscense. A ciegas, solo con una pequeña ración en una cucharilla, tocó adivinar cuál era el ingrediente principal de cada elaboración. Todos poco comunes, y por tanto sorprendentes. La finalidad de esta actividad, que se repetirá el último viernes de cada mes hasta mayo, es mostrar que los helados no son solo para tomar en verano, sino que pueden utilizarse también el resto del año.

“Queremos dar a conocer así nuestra carta de sabores, ver que tenemos opciones que aunque no se tomen en cucurucho, pueden ser un recurso más a la hora de cocinar, y no solo en los postres”, relata Aitor Otín, propietario de la heladería, que suministra principalmente a restaurantes y establecimientos hosteleros todos esos sabores menos habituales de su carta con más de 100 opciones, y que es más difícil encontrar en la vitrina de la heladería oscense.

Tocaba, por tanto, cerrar los ojos y que el paladar adivinara. Del ineludible picante del wasabi a los recuerdos de la infancia del regaliz de palo o las castañas asadas. Entre los asistentes, un grupo de jóvenes franceses, entusiasmados con la variedad de sabores. “Yo estudio aquí de Erasmus y ellos han venido a visitarme”, explicaba Anna Laure, que había conocido la actividad gracias a un compañero de estudios, Daniel Valero, al que le tocó explicar a los visitantes qué era la albahaca, protagonista de otro de los helados, y su simbolismo en Huesca, o cómo se utiliza la calabaza asada, otro de los ingredientes, para hacer empanadas.

La pregunta por las intolerancias era ineludible, y pese a que había un celiaco entre los asistentes, todos los helados llevados a cabo por Elarte son libres de gluten, y todos son elaborados artesanalmente y principalmente con productos de la zona, ya que ese es el principal sello de identidad de la heladería, que nació en 2013 en la localidad de Bierge.

Esas dos grandes cualidades quedaron patentes durante la actividad a la hora de probar el helado de fresa, un sabor aparentemente tradicional pero que cambia cuando el ingrediente principal son las frutas cultivadas por los propios heladeros.

Después de la cata a ciegas llegó el turno de conocer algunas posibilidades que ofrecen los helados como un elemento más en el plato, en este caso en forma de dos postres, en los que se combinaban opciones tan variadas como el de sabor a setas con chocolate o vainilla. “En esta ocasión, y al hacerlos nosotros mismos hemos optado por presentar una apuesta dulce, pero nuestra idea es colaborar con diferentes restaurantes para que preparen tapas saladas con nuestros helados”, explica Otín. Ya han confirmado su participación El Origen de Huesca, La Demba en Abizanda o El Vidocq en Canfranc.

Cada una de las catas servirá para descubrir sabores nuevos. “Intentaremos presentar cada mes diferentes opciones, para que la gente pueda repetir”. La actividad requiere inscripción previa y tiene un coste de 10 euros.