Un oso ataca varias veces un rebaño de ovejas y mata a cinco de ellas en Hecho

El localizador GPS del ganado indica que hubo varias embestidas en dos días. Los últimos incidentes de este tipo en los valles occidentales se produjeron en 2014.

Imagen de archivo de un rebaño de ovejas en el Pirineo aragonés.
Un oso ataca varias veces un rebaño de ovejas y mata a cinco de ellas en Hecho

Un rebaño de 460 ovejas y 120 corderas de un ganadero de Hecho ha sufrido varios ataques de oso desde la noche del miércoles de la pasada semana, con el resultado, de momento, de cinco animales muertos, otros 10 desaparecidos, y algunos que sufren daños en las patas de huir del plantígrado. Además, hay ovejas que han abortado. Desde 2014 no se habían producido incidentes de este tipo en los valles occidentales. El Gobierno de Aragón confirmó ayer el ataque denunciado por el ganadero. Ha ocurrido en Lenito, en la cara este de peña Forca hacia la Boca del Infierno, una zona muy escarpada.


Antonio Casajús, el dueño del rebaño, explica que el localizador GPS que llevan los animales "demuestra que atacó en repetidas ocasiones". La primera vez fue la noche del miércoles, "porque el jueves subió mi hijo y vio una oveja muerta. Imaginamos que podría haber sido algún buitre o un perro, de ninguna manera pensamos en un oso". Pero al día siguiente su hijo volvió a subir "y encontró varias ovejas muertas con la piel llena de sangre, y cuando los animales mueren por si solos no sangran y si las coge un buitre, no ensucian las pieles; y con ese detalle ya me vino a la cabeza el oso", relata.


El ganadero avisó a la patrulla de seguimiento del oso, que acudieron al lugar del suceso y confirmaron el ataque, al encontrar pelo en una de las ovejas y una huella. El ataque sorprendió al rebaño en una zona "de mucha piedra, y las ovejas estaban muy cansadas de huir, algunas iban cojas y otras han abortado", apunta Casajús. Hoy volverán a subir a buscar a los animales desaparecidos. Al ser el terreno muy escarpado, se pueden haber despeñado "y hay zonas inaccesibles así que algunas puede que no aparezcan". Si hay alguna viva, "buscará al resto del rebaño". Se muestra muy disgustado, sobre todo por su hijo de 21 años, que ya no quiere dejar al rebaño solo. "Esto es muy duro", reconoce. No sabe el nombre del oso que ha podido ser. "Ni me quedan ganas de preguntar", responde.

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