Un spa salado en el Somontano

El salinar de Rolda de Naval acoge cada verano más de 20.000 bañistas llegados de varios puntos de España y del extranjero. Las antiguas salinas se han convertido en un recurso de creación de empleo temporal.

El salinar de Rolda de Naval.
Las antiguas salinas de Naval
J. L. P.

Como cada verano, desde comienzos de este siglo, las antiguas salinas de Naval siguen siendo el refugio preferido de miles de aragoneses, españoles y extranjeros para refugiarse del calor y relajarse en sus vacaciones o durante el fin de semana. El efecto que supone sumergirse en una piscina y flotar por el alto grado de salinidad de sus aguas (más de un 25% de salinidad por litro, superior al mar Muerto), los beneficios terapéuticos, la sensación de bienestar y relajación que aportan son las claves del éxito de uno de los recursos turísticos más relevantes en los últimos años del Somontano y que han contribuido a poner a Naval en el mapa. Así lo demuestran los datos: Unos 21.000 visitantes acudieron el pasado verano al Salinar de Rolda. El anterior fueron 20.000 y este año se podría batir esa cifra, llegando a 23.000 bañistas. "Viene mucha gente nueva y estamos notando un crecimiento continuo cada verano. Es un centro de bienestar al aire libre y que además nos permite seguir con la extracción de la sal de forma tradicional como se ha hecho durante siglos, porque sin los beneficios de las piscinas no sería rentable. Además todo el que viene se lleva su saquito de sal que se elabora como antaño", explica Saturnino Riazuelo, presidente del consejo de administración de la sociedad que gestiona el salinar.


El alcalde Javier Rodríguez valora la gran afluencia de público que se está dando esta campaña y la repercusión en el municipio: "Dependemos del tiempo y como no ha llovido y ha hecho bueno hemos tenido muchísimas gente en el salinar. Agosto ha sido el mejor mes y está habiendo mucho movimiento por el pueblo. Podemos decir que es un buen verano para Naval, con las casas de turismo rural ocupadas y mucha gente conociendo nuestro patrimonio y comprando en los comercios. Lo estamos notando en el pueblo", explica el alcalde Javier Naval.


La media es de 450 personas al día, aumentando casi el doble en fin de semana. Una cifra superior a la del pasado verano.


La explotación de las milenarias salinas la realiza una sociedad limitada integrada por sesenta socios vecinos propietarios y el Ayuntamiento, con un 20% de las participaciones. Tras un largo periodo de inactividad durante las últimas décadas del siglo pasado, un grupo de emprendedores decidió reciclar los usos del denominado ‘oro blanco’ de Naval, cuya fama trascendió los Pirineos en otras épocas. Así, se optó por seguir explotando las salinas para producir sal común destinada a la cocina pero también para el mantenimiento de las carreteras en invierno. Además se dio una vuelta de tuerca más a este producto y dada su alta calidad culinaria, la sal de mineral denominada flor o escamas de sal se ha convertido en condimento natural para tiendas gourmet y restaurantes, que se agota cada verano. También se realizan sales aromatizadas para baños.


Esta línea de negocio transcurrió paralelamente a la reconversión de las centenarias balsas de sal en piscinas con el objeto de crear un spa al aire libre.


En toda esta andadura que comenzó con el nuevo siglo, el salinar se ha convertido ya en el principal atractivo turístico de Naval, en su mejor carta de presentación junto con la alfarería y también en una industria que crea empleo temporal. Cinco personas trabajan durante el verano en el salinar y quince en el restaurante en los días de mayor afluencia.


Todos los bañistas coinciden en elogiar los beneficios que tiene zambullirse en aguas saladas en pleno pre Pirineo. Eva Navaridas y Susana Ara llegaron de Huesca este verano a Naval por primera vez: "Hemos venido unos amigos porque nos habían hablado de él y tras probarlo está muy bien. Hemos pasado el día y nos vamos relajados. Repetiremos cuando podamos".


El boca a boca es el mejor reclamo y funcionó también con una familia de Lérida que recaló por primera vez este verano en el salinar: "Es perfecto, muy relajante, se está tranquilo y muy bien. Repetiremos porque nunca habíamos estado en un sitio así donde flotas en el agua y nos ha gustado mucho", afirma Kenet Castro.


Sus puertas cerrarán el 15 de septiembre. El alcalde sueña con un viejo proyecto, paralizado por la crisis, que era crear unas piscinas cubiertas para que este spa natural tenga actividad durante todo el año.


Asimismo también confía en que la DPH pueda acometer esa vieja reivindicación de crear una carretera entre Bárcabo, Suelves y Naval por Colungo, lo que enlazaría con la sierra de Guara. "Sería muy positivo para nosotros, porque sería un acercamiento a la zona norte, Boltaña, Arcusa o Guara", apunta.

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