Ansó saca del ropero sus mejores trajes

Cientos de visitantes asisten en la localidad pirenaica a la exhibición de indumentaria tradicional.

Exaltación del Traje Ansotano
Exaltación del Traje Ansotano
Rafael Gobantes

Ansó ha vuelto a ser esta mañana, en el último domingo de agosto, la mejor pasarela de la indumentaria tradicional aragonesa. Trajes de cofradía, de saigüelo, de cristianar o de periquillo… ligados a los modos de vida y las celebraciones religiosas de los ansotanos, un símbolo del legado de sus antepasados inmortalizado en sus cuadros por Sorolla hace un siglo, desfilaron por las calles empedradas de esta localidad, incluida en la lista de los Pueblos más Bonitos de España. Los adornos de escapularios, basquiñas, cuellos de gorgueras o los churros del peinado despertaban la admiración de los cientos de visitantes que han acudido a la Fiesta del Traje Ansotano y que se no han cesado de fotografiar la rica vestimenta de este rincón del Pirineo.


La fiesta cumple 46 años y ya hace cinco que fue declarada de Interés Turístico Nacional. En los rincones del casco antiguo, con vetustas casas de piedra, se han representado escenas de la vida cotidiana. Los turistas preguntan por detalles como el peso de los vestidos de novia de iglesia, 35 kilos, o los singulares gorros de periquillo que lucen los niños. De este traje sorprenden detalles como los elementos con forma de riñón y corazón para proteger estos órganos a modo de amuletos.


Hasta 14 trajes, los más representativos, han desfilado por el escenario instalado a las puertas del ayuntamiento, portados por ansotanos de todas las edades, los más pequeños de solo unos meses: vestidos de bautizar o cristianar; de periquillo, para la confirmación (que se hacía antes de la comunión), de diario de niño; de saigüelo colorao (portado por las niñas para la comunión); de calzón de fiesta, cuando los más pequeños ya habían recibido el sacramento; de fiesta de mujer, con la característica basquiña verde; de trabajo de hombre y de mujer; de saigüelo con toca blanca para ir a misa los días de fiesta; de novios, de iglesia y de calle; de madrinas de bautizo…


La lista es casi interminable, y es que los ricos ropajes ansotanos han sobrevivido generación tras generación. Pero si han llegado hasta nuestros días, ha sido gracias al interés de las familias por conservarlos en los arcones y sobre todo al trabajo realizado en el ropero municipal, que viste a muchos de los que desfilan.


No desentonaban la consejera de Economía, Marta Gastón, ni la alcaldesa, Montserrat Castán, vestidas para la ocasión. La primera, con ascendencia en la villa, ha destacado “el esmero, empeño y pasión” puestos durante años en el realce de estas joyas textiles. “El ropero ha permito hacer de Ansó una pasarela de costumbres”, ha proclamado la consejera desde el balcón del Ayuntamiento. En su intervención ha mencionado a Josefina Mendiara y a Félix Ipas, ambos exalcaldes que trabajaron por realzar esta fiesta.

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