Paquirri: "La muerte de Víctor Barrio fue una bofetada de realidad"

El diestro vuelve este viernes a la plaza de toros de Huesca, donde a punto estuvo de perder la vida en la Feria de la Albahaca 2015.

Francisco Rivera 'Paquirri', en imagen de archivo.
Francisco Rivera 'Paquirri', en imagen de archivo.
Gtresonline

Un año después de la grave cogida que pudo costarle la vida, Francisco Rivera (Madrid, 1974) vuelve a la plaza de toros de Huesca. En el recuerdo, un toro de Albarreal y aquella cornada en el abdomen que consternó a los presentes. También los días posteriores, bajo la atención de los doctores Crespo y Val-Carreres, y una mujer (Lourdes) embarazada. Él prefiere no echar la vista atrás y quedarse con lo bueno, como requisito indispensable para disfrutar de una profesión que analiza sin tapujos. Esta tarde (18.30), hará el paseíllo junto a su hermano Cayetano y José Garrido.



-¿Qué le transmite su regreso a Huesca?

-No puedo decir que me invadan sensaciones enfrentadas porque las buenas priman sobre las malas. Soy de los que no les gusta recordar los malos momentos, y solo tengo ganas de disfrutar de esta maravillosa plaza y su público.


-¿Cómo vivió aquella tarde de 10 de agosto?

-Cuando sufres una cornada grave, todo pasa muy rápido. No conoces el alcance de las heridas y te absorbe la preocupación. Pero como te digo, prefiero no pensar en cómo sucedió todo. Forma parte del pasado.


-Y los días posteriores, ¿cómo transcurrieron?

-Estar en la UCI siempre es muy desagradable e incómodo, pero el personal del hospital San Jorge de Huesca me trató fantásticamente y me hizo todo más fácil. Estoy muy agradecido al doctor Crespo. También al doctor Val-Carreres, que me trató posteriormente en la clínica Quirón de Zaragoza. Fueron momentos duros en los que no sabía qué iba a pasar.


-El nacimiento de su segunda hija estaba muy próximo...

-Al pensar en ello fue cuando me di cuenta de la importancia de mi situación, del precio que podía acabar pagando.


-¿Cómo ha cambiado Fran Rivera y su percepción de la vida desde entonces?

-Por lo general, los toreros vemos las cosas de un modo distinto. Asumimos el riesgo. Pero es cierto que estos percances te hacen recapacitar e intentar disfrutar de cada instante, de esas cosas que a veces olvidamos y tienen muchísima importancia. Cada beso que me dan mis hijas es un tesoro; también los de mi mujer; las charlas con los amigos... Tenemos que ser conscientes de que hoy estamos aquí y mañana puede acabar todo.


-¿Qué momento vive el mundo del toro?

-Hay varias vertientes. Artísticamente hablando, el momento es maravilloso. López Simón, Roca Rey o Garrido vienen pisando fuerte, y hacen crecer a los que ya llevan varios años como primerísimas figuras. Nunca en la historia han coincidido tantos toreros importantes. Después están los ataques que está recibiendo la fiesta por cuestiones políticas. Cuando los políticos entran en contacto con cualquier espectáculo, las consecuencias son negativas. No piensan en lo que el toreo significa para España y niegan su grandeza.


-Usted es de los que defienden la renovación del reglamento taurino.

-Por supuesto. Está mal hecho y obsoleto. Hacen falta cambios importantes. En primer lugar, hay que restarle poder al presidente y darle más peso al público, que es el que paga. También entiendo que son los empresarios, los ganaderos y los toreros los que deben tener más potestad para elegir los toros que se lidian; los veterinarios tienen demasiada autoridad y no asumen riesgos si se equivocan. Así, casi siempre pagamos nosotros: los toreros.


-¿Cree que la muerte de Víctor Barrio ha servido para unir al sector?

-Me da lástima pensar que algo tan trágico sirve para algo. Fue una bofetada de realidad. Enseñó la gran verdad del toreo, que es que un hombre se juega la vida tarde tras tarde. Eso es lo que nos une a todos, aunque no lo aparentemos ni sepamos demostrarlo.


-Usted conoce bien lo que significa dar la vida por el toro.

-Por eso mismo me gustaría volver al tema del reglamento. Mi padre murió hace más de 30 años en una plaza que no era suficientemente segura. Hoy en día la medicina ha avanzado mucho, pero sigue habiendo recintos que no reunen las condiciones oportunas. Hay cornadas, como la de Víctor, ante las que nada se puede hacer; otras menores no pueden poner la vida del torero en riesgo.


-¿Se valora en su justa medida lo que los toreros exponen?

-No. Y ahí tienen mucha culpa los periodistas taurinos. Leo las crónicas y solo se destaca lo malo. Entonces pienso: 'O yo, que he convivido tantos años con el maestro más grande que ha nacido, que es mi abuelo Antonio Ordoñez, no entiende nada de toros, o no he visto el mismo espectáculo que ellos'. Se confunde el decir la verdad con criticar. Quien solo aprecia las cosas negativas no vale para este trabajo. Intentan aparentar que el torero está engañando al público y no es así, cuando uno no está bien es porque no le salen las cosas. 


-¿Teme morir en el ruedo?

-Temo al fracaso y a no cumplir mis sueños, pero no a la muerte. Está claro que no quiero morir porque soy muy feliz y tengo infinidad de proyectos por delante. Pero, si tiene que llegar, prefiero que llegue haciendo lo que amo. El mundo del toro es mi reino y nadie es eterno.

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