Once meses sin rastro de contaminación por lindano en las aguas del río Gállego

Dieciséis personas trabajan todos los días para recuperar los niveles de potabilización.

Balsas de acondicionamiento de residuos procedentes del lindano en el vertedero de Bailín.
Balsas de acondicionamiento de residuos procedentes del lindano en el vertedero de Bailín.
Enrique Navarro

El agua del río Gállego lleva 11 meses dentro de los límites de potabilización, es decir, sin contaminación por lindano. Y de este periodo, el 97% de los días, ha estado por debajo del límite de detección de residuos de HCH, según explicó ayer Eduardo Calleja, jefe de la Unidad de Descontaminación Integral de Lindano. "Esto no sucede por casualidad", aseguró, sino que se debe a la inversión de tres millones de euros al año que está realizando el Gobierno de Aragón, a las 16 personas que están trabajando todos los días de la semana "y a que en épocas de lluvia las depuradoras están en funcionamiento permanente, las 24 horas del día".


Esto supone un avance importante en la lucha contra este pesticida altamente tóxico que se estuvo fabricando en la fábrica Inquinosa de Sabiñánigo, y que se suma al ensayo piloto que comenzó la semana pasada, llamado ISCO, a unos 500 metros del río Gállego y a 150 del barranco de Bailín y cuyo objetivo es eliminar los restos de lindano en el subsuelo. Se incluye en el proyecto europeo Discovered Life y tiene como principal objetivo poner remedio a la parte de contaminación producida dentro del antiguo vertedero de Bailín y su entorno en Sabiñánigo. Esta presupuestado en más de 1,1 millones, que asumen al 50% la UE y la DGA. Se puso en marcha en 2014 y se desarrollará hasta 2017.


Cinco expertos en descontaminación trabajarán y vigilarán la zona noche y día durante cuatro semanas en el denominado ISCO, sistema de oxidación química in situ, que forma parte de un plan global de descontaminación. Tiene su origen en el antiguo vertedero de Bailín y consta de cinco puntos fundamentales: preservar a la población de la contaminación, mantener los residuos fuera de los vectores agua y viento, gestión del residuo en fase densa, descontaminación del suelo y destrucción del residuo. Actualmente se encuentra en el tercero de los parámetros.


El ensayo consiste "en la introducción de un producto químico en el acuífero, sulfato sódico activado previamente con sosa, que oxida los residuos transformándolos en agua, CO2, cloro libre u otros productos químicos menos contaminantes", explicó Calleja. Para llegar hasta aquí han pasado cuatro años en los que se han hecho ensayos de laboratorio para seleccionar este oxidante "y ahora se ha comenzado con el ensayo en campo para ver si a la profundidad de 50 metros se oxida el residuo y se confirma la valía de este producto para reducir la contaminación en fisuras de rocas y destruir residuos de HCH líquidos para que no entren en contacto con el río".


Para ello se han perforado unos pozos de unos 50 metros de profundidad, en los que se inyecta el oxidante, se deja actuar unas horas, "entre medio día o uno entero" y después se extraen los restos de oxidación. Se trabaja en una zona de 120 metros cuadrados y el objetivo a oxidar son 300 metros cúbicos. De estas pruebas, se obtendrán datos y el resultado de los mismos se conocerá en el primer trimestre de 2017. "Entonces podremos saber si este ensayo es extrapolable a todo el suelo del antiguo vertedero de Bailín", apuntó Calleja.


Por lo tanto, si este sistema de oxidación funciona y es eficaz, la siguiente etapa consistiría en optimizar parámetros para extender la prueba ISCO a la totalidad del antiguo vertedero. Esto supondría una inversión de entre 8 y 10 millones y consistiría "en la descontaminación de la fase densa y aguas freáticas del subsuelo, porque en superficie ya se eliminaron los residuos de lindano".

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