Proceden de puntos tan dispares como Irán, Corea, Suecia, La India o Grecia, pero hablan un idioma común, el de la física y la matemática. Durante toda esta semana 30 científicos llegados de todo el mundo aprovechan las instalaciones del Centro de Ciencias de Benasque Pedro Pascual para compartir ideas y establecer colaboraciones respecto a sus diferentes estudios de la teoría de supercuerdas. Las numerosas pizarras del edificio se llenarán de fórmulas y sus zonas de reunión vivirán intensos debates hasta el próximo sábado 7 de mayo, bajo el título 'Superstring solutions, supersymmetri and geometry'.

Esta teoría es un esquema que explica las partículas y fuerzas fundamentales de la naturaleza. “Se han creado o inventado para formular lo que sabemos del universo. Ya que todos los fenómenos tienen una peculiaridades que responden a una serie de ecuaciones, y que en función de sus resultados nos pueden determinar muchos factores, como las fuerzas que actúan, los agujeros negros...”, dice Tomas Ortín, profesor de investigación en el Instituto de Física Teórica de Madrid, y uno de los impulsores de esta cita, en un intento de explicar un tema tan difuso para todos aquellos profanos en la materia.

Aunque para ninguno de los asistentes es necesaria esta explicación, ya que se trata de estudiosos de esta teoría con muchos años de experiencia y reputación, bien desde el campo de las matemáticas o el de la física. El hecho de que se unan especialistas de ambas disciplinas es, para Ortí, otro de los puntos más positivos de este encuentro, ya que pocas veces trabajan de manera conjunta ambos campos. “Hay muchas barreras que vencer, y compartir estos puntos de vista resulta muy enriquecedor”.

Además de ofrecer un espacio común para la reunión y el trabajo conjunto, el congreso cuenta también con diferentes ponencias, protagonizadas por algunos de los participantes, repartidas entre las mañanas y tardes de las cinco jornadas. “Viene gente realmente muy buena, que puedes ir siguiendo a través de sus publicaciones, pero que estos congresos te dan la opción de poder compartir impresiones en directo y establecer así futuros estudios conjuntos”, comenta el físico.

Precisamente es este fin, el de entablar nuevas colaboraciones, el que se persigue en este tipo de reuniones científicas. “Venimos con el objetivo de aprender. De dar los primeros pasos en trabajos conjuntos, ya que estos llevan detrás un proceso de maduración. Cada uno es experto en un tema concreto, por lo que la puesta en común puede dar sus frutos”

Las instalaciones del Centro de Ciencia benasqués se convierten en propicias para este objetivo. “Se trata de un sitio muy tranquilo, que te da la posibilidad de trabajar en horarios muy amplios. Además, al estar situado en un lugar como Benasque, convives con el resto de científicos durante todo el día, incluso puedes comer y cenar juntos, y seguir aprendiendo también en estos ratos”, dice Ortín. El centro está abierto a la celebración de este tipo de eventos, poniendo muchas facilidades, según explica el organizador de la reunión que se celebra actualmente.

Una vez establecidas las fechas con el centro, la convocatoria para los científicos tiene ya sus cauces más que establecidos. “Existe una red de transmisión e intercambio de información para anunciar cualquier tipo de eventos. Hay mucha gente inscrita y supone un foro de debate en sí, ya que se establecen colaboraciones a partir de todos los contactos que surgen”, concluye Tomás Ortín antes de volver a las fórmulas, que cuando las temperaturas acompañan llegan a invadir hasta los ventanones de pizarra que tiene el edificio en su exterior.