Los navateros del río Gállego desafían al viento en un rápido descenso con abundante caudal

Numeroso público arropó la bajada de las dos almadías que hicieron una espectacular entrada en Santa Eulalia.

Los navateros saludan al público durante un espectacular descenso por el abundante caudal que llevaba ayer el río Gállego.
Los navateros saludan al público durante un espectacular descenso por el abundante caudal que llevaba ayer el río Gállego.
Javier Navarro

Con un abundante caudal de 40 m3/s por las aguas del deshielo, dos navatas con 13 personas a bordo bajaron ayer por el río Gállego a gran velocidad y sin rozar ni una piedra en un espectacular descenso. El numeroso público así lo calificó con sus aplausos a lo largo del recorrido, entre los puentes de Murillo y Santa Eulalia, donde ofrecieron unas piruetas.


Solo el viento que las empujaba lateralmente lastraba su movimiento, que se compensó con la pericia de los tripulantes. Salvaron escollos como el paso por el puente de Murillo, donde se coge mucha velocidad al crearse una corriente, u otros como ‘la lavadora’, por las curvas del trazado y los bloques de piedra. En ambos casos, la navata se inundó en parte y remojó a los navateros.


Partieron pasadas las 11.00. Primero salió la navata de tres trampos (grupos de 12 troncos) y luego la de dos, y en ese mismo orden llegaron. Bajaron tan rápido los 7,5 kilómetros que, como ya es habitual, pararon en una especie de embarcadero de roca donde antiguamente había una pasarela que se llevó el río, para esperar a que al público le diera tiempo de llegar al puente de Hierro de Santa Eulalia, donde se concentró el mayor número de espectadores, según explicó el presidente de la Asociación de Nabateros d’a Galliguera, Pedro Borau.


En las embarcaciones bajaron hombres y mujeres de Biscarrués, Santa Eulalia, Murillo o Huesca. Entre ellos, estuvo la alcalde de Murillo de Gállego, Marta de Santos, así como Alex Ubieto, uno de los 8 de Yesa. También ayudó Enrique Climente, de la Asociación de Nabateros de la Val d’Echo, pero finalmente no hubo representante de Sobrarbe.


Con esta actividad, que forma parte de las Jornadas de la Galliguera, no solo se quiere rendir homenaje al antiguo oficio del transporte de la madera, declarado como Bien Inmaterial, sino que se quiere poner el acento en la importancia del río y de mantenerlo sin regulación. En esta decimocuarta edición, se ha puesto de manifiesto la consolidación del descenso como un referente turístico en el Comarca de la Hoya de Huesca, según explica Lola Giménez, portavoz de la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos. Es una de las tres entidades organizadoras, junto con los navateros y la Asociación de Amigos de la Galliguera, de las jornadas celebradas el fin de semana.

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