Ortilla bucea en sus orígenes a través de los niños

?La localidad altoaragonesa ha realizado una exposición informativa con las entrevistas de los más pequeños a los vecinos más mayores.

Ortilla bucea en sus orígenes a través de los niños
Ortilla bucea en sus orígenes a través de los niños

Los niños y niñas de la pequeña localidad de Ortilla, en Huesca, se han convertido en los últimos meses en una mezcla de investigadores y periodistas, con el fin de descubrir a través de los testimonios de los vecinos más mayores de su pueblo cómo era la vida en sus calles hace unos años. Un minucioso trabajo, guiado por la experta en temas tradicionales Sandra Araguás, que se puede ver en el salón social del pueblo a modo de exposición visual.


“El pasado verano yo estaba haciendo un trabajo de investigación de tradiciones a través de una beca por diferentes pueblos de la provincia, entre ellos Ortilla, y verme realizar entrevistas sirvió de idea para los miembros de la Asociación Amigos de Ortilla, para que pudiera llevar a cabo algo más concreto para la localidad”, dice Araguás, para explicar la semilla del trabajo llevado a cabo en esta pequeña pedanía.


La Asociación Amigos de Ortilla nació hace menos de un lustro para intentar poner en valor el patrimonio artístico del pueblo, con acciones que impulsaran la rehabilitación de su iglesia y de sus imágenes. Pero pronto se percataron de que el trabajo debía extenderse también a la riqueza intangible del lugar. “Vimos que se estaban perdiendo los nombres antiguos de algunas casas, porque sobre todo los niños tendían a llamarlas en función de los que vivían en este momento. Además de que desconocían muchas de las leyendas y las tradiciones de la vida en el pueblo de hace unos años”, dice María Pilar Bernués, miembro de la Asociación.


Así, se realizó la primera parte del proyecto, en la que se decidió que los más pequeños fueran los protagonistas, para que pudieran conocer de primera mano toda la información. Se formaron grupos de trabajo y diferentes encuestas para rellenar sobre aspectos de la vida en el pueblo, pero también en las propias casas, sobre cómo se trabajaba en el horno o se iba al lavadero. “Notabas que a los niños les sorprendía especialmente aspectos como Los niños y niñas de la pequeña localidad de Ortilla, en Huesca, se han convertido en los últimos meses en una mezcla de investigadores y periodistas, con el fin de descubrir a través de los testimonios de los vecinos más mayores de su pueblo cómo era la vida en sus calles hace unos años. Un minucioso trabajo, guiado por la experta en temas tradicionales Sandra Araguás, que se puede ver en el salón social del pueblo a modo de exposición visual.


“El pasado verano yo estaba haciendo un trabajo de investigación de tradiciones a través de una beca por diferentes pueblos de la provincia, entre ellos Ortilla, y verme realizar entrevistas sirvió de idea para los miembros de la Asociación Amigos de Ortilla, para que pudiera llevar a cabo algo más concreto para la localidad”, dice Araguás, para explicar la semilla del trabajo llevado a cabo en esta pequeña pedanía.


La Asociación Amigos de Ortilla nació hace menos de un lustro para intentar poner en valor el patrimonio artístico del pueblo, con acciones que impulsaran la rehabilitación de su iglesia y de sus imágenes. Pero pronto se percataron de que el trabajo debía extenderse también a la riqueza intangible del lugar. “Vimos que se estaban perdiendo los nombres antiguos de algunas casas, porque sobre todo los niños tendían a llamarlas en función de los que vivían en este momento. Además de que desconocían muchas de las leyendas y las tradiciones de la vida en el pueblo de hace unos años”, dice María Pilar Bernués, miembro de la Asociación.


Así, se realizó la primera parte del proyecto, en la que se decidió que los más pequeños fueran los protagonistas, para que pudieran conocer de primera mano toda la información. Se formaron grupos de trabajo y diferentes encuestas para rellenar sobre aspectos de la vida en el pueblo, pero también en las propias casas, sobre cómo se trabajaba en el horno o se iba al lavadero. “Notabas que a los niños les sorprendía especialmente aspectos como que en una casa particular no hubiera agua corriente, o que les dijeran que entonces solo se bañaban una vez a la semana”; apunta Araguás.


Tras recopilar la información, y para evitar que todo lo transmitido acabara en el olvido, hace unos meses se diseñó la que sería la segunda parte del proyecto, consistente en volcar toda la información recopilada por los pequeños en paneles informativos y muy visuales, para que todos los vecinos fueran partícipes del trabajo realizado.


Se recurrió a Cristina Moya, de Morrocotudo Estudio, para diseñar 13 lienzos en los que se recogen los datos sobre la vida del pueblo. Seis de ellos se centran el aspectos más generales, como la comida, el acceso al agua, las tradiciones o las costumbres. El resto, los más valorados por los vecinos, incide en cada una de las casas que componen la localidad. “Hay una foto representativa de cada familia, unida a diferentes anécdotas o utensilios que en ellas se conservan”, comenta Araguás.


Tanto la propia Araguás como los vecinos están muy satisfechos con el resultado, que les ayuda a mantener vivos sus orígenes y poner en valor sus rasgos identitarios. La investigación y su posterior conversión en exposición ha sido subvencionada por la Diputación de Huesca, la Comarca de la Hoya y el Ayuntamiento de Lupiñén-Ortilla.o que les dijeran que entonces solo se bañaban una vez a la semana”; apunta Araguás.


Tras recopilar la información, y para evitar que todo lo transmitido acabara en el olvido, hace unos meses se diseñó la que sería la segunda parte del proyecto, consistente en volcar toda la información recopilada por los pequeños en paneles informativos y muy visuales, para que todos los vecinos fueran partícipes del trabajo realizado.


Se recurrió a Cristina Moya, de Morrocotudo Estudio, para diseñar 13 lienzos en los que se recogen los datos sobre la vida del pueblo. Seis de ellos se centran el aspectos más generales, como la comida, el acceso al agua, las tradiciones o las costumbres. El resto, los más valorados por los vecinos, incide en cada una de las casas que componen la localidad. “Hay una foto representativa de cada familia, unida a diferentes anécdotas o utensilios que en ellas se conservan”, comenta Araguás.


Tanto la propia Araguás como los vecinos están muy satisfechos con el resultado, que les ayuda a mantener vivos sus orígenes y poner en valor sus rasgos identitarios. La investigación y su posterior conversión en exposición ha sido subvencionada por la Diputación de Huesca, la Comarca de la Hoya y el Ayuntamiento de Lupiñén-Ortilla.

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