El salón del Tanto Monta se enseña al público 60 años después del cierre y en plena restauración

La obra en la techumbre policromada del siglo XV comenzó hace un año y acabará en diciembre.

Se han reintegrado dos vigas que se habían retirado en el siglo XVII.
Se han reintegrado dos vigas que se habían retirado en el siglo XVII.
Rafael Gobantes

El salón del Tanto Monta del antiguo Palacio Episcopal de Huesca se abre hoy al público por primera vez, 61 años después del cierre, para enseñar los trabajos de restauración que se están desarrollando en la techumbre policromada del siglo XV, que da nombre a la estancia por las inscripciones con el lema de Fernando II de Aragón, el Católico (1452-1516). Con motivo de la conmemoración del V Centenario de su muerte, el Instituto de Estudios Altoaragoneses ha organizado dos visitas guiadas para hoy y mañana precisamente un año después de que comenzaran los trabajos de recuperación del alfarje mudéjar, que concluirán en diciembre.

La estructura de la pieza (26,4 x 8 metros), que se compone de 14 vigas o jácenas, ya se ha consolidado. De hecho, incluso se han colocado dos que se habían dejado fuera. Una de ellas se encontraba almacenada en el tinel del edificio del siglo XIII sobre el que se construyó el salón, tras el ábside de la catedral de Huesca. Estaba allí desde el siglo XVII, cuando la techumbre perdió su forma original de dos vertientes, para un tejado de dos aguas, con la que la mandó construir el obispo Antonio de Espés en 1478.


La otra viga que se ha añadido al entramado se reutilizó a principios del siglo XX en otro artesonado distinto, según explica Ana Carrassón, restauradora del Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPCE) y directora de la obra, que ayer ofreció una conferencia en el IEA. Hoy dará más detalles a las veinte personas –que previa inscripción– participarán en la primera visita a las obras (17.00). Mañana, se repetirá con otro grupo.


Entre las vigas, se colocarán jaldetas (el entramado de madera) nuevas, de forma que se note qué parte no es original. Estas últimas se desmontaron en los primeros meses de la restauración y desde entonces se ha trabajado en el tratamiento de la madera y la consolidación de la policromía. Ahora, ya se ha vuelto a colocar alguna a modo de prueba, como paso previo al montaje que se va a iniciar en breve, detalla Carrassón.


También se han retirado los elementos que no correspondían a la época, como tablillas añadidas en el siglo XIX o las decoraciones con las letras troqueladas del lema del ‘Tanto Monta’ (principios siglo XX), que sí se encuentra en las pinturas originales de una forma más discreta. No han encontrado grandes sorpresas pero sí han podido confirmar hipótesis con respecto al uso de pigmentos o procedimientos de trabajo, por lo que esta pieza es muy importante para el estudio de los alfarjes medievales.


De este modo, ha salido a la luz toda la policromía de las jácenas, en la que se está empezando a trabajar. Inicialmente se actuó en la consolidación de los canes (piezas esculturales de remate de las vigas), en los que se pueden ver hasta 14 figuras talladas con el escudo de Espés, un grifo rampante (águila-león) en oro con fondo azul. En los extremos, aparece el escudo de Aragón –también el de Aragón y Castilla– que entronca con la época de los Reyes Católicos. Además, se encuentra un escudo de la familia del obispo Berenguer de Bardaxí, que fue quien encargó en el siglo XVII la construcción de una sala sobre este salón, lo que provocó que la techumbre de convirtiera en plana y perdiera alguna de las jácenas.


Entre el siglo XIX y principios del XX se sucedieron intervenciones poco acertadas, con las que se puso de manifiesto que el techo no estaba preparado para soportar el peso de la estancia superior. Esta se demolió en los años 80 y se sujetó el alfarje al tejado después de décadas de deterioro, ya que esta fue la razón por la que en 1955 se cerró al uso. En 2010, el Gobierno de Aragón recuperó la estancia tras firmar un convenio con el Ministerio de Cultura, al que le correspondía del alfarje.


Después de doce años de bloqueo, la restauración de la techumbre se adjudicó a finales de 2014 a la empresa Restauración de Edificios, Artesonados y Retablos Alonso S. A., de Zamora, por 496.248 euros. En diciembre de ese mismo año se empezó con las tareas previas, en enero de 2015 se colocó el andamiaje, que dividió los 10 metros de altura en dos plantas para instalar abajo el taller y arriba trabajar directamente en las vigas que no se desmontaron, y en febrero empezó la restauración.


La conservadora del IPCE, Ana Carrassón, resalta que los trabajos avanzan conforme a lo previsto y que acabarán en diciembre de 2016, tras 26 meses. "Lo importante es asegurar que la intervención va a durar muchos años, por lo que después también es importante el mantenimiento de las condiciones de la estancia", comenta.

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