¿Cuántos tresmiles hay en el Pirineo aragonés y cómo se llaman?

La Federación de Montañismo reclama al Gobierno un catálogo oficial que aclare el número de cumbres y sus nombres propios para acabar con las listas arbitrarias.

Este mapa muestra una parte de los aproximadamente 200 tresmiles de Aragón. Lo editaron Prames y la FAM añadiendo los nombres autóctonos de algunos de ellos.
Este mapa muestra una parte de los aproximadamente 200 tresmiles de Aragón. Lo editaron Prames y la FAM añadiendo los nombres autóctonos de algunos de ellos.
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Pico Os Moros o Balaitus, Comachibosa o Vignemale, Punta Negra o Le Taillón, las Tres Serols o Monte Perdido, Pico de Añisclo o Soum de Ramond, Tuca Llardana o Posets... Hasta 50 cumbres emblemáticas del Pirineo aragonés tienen una doble denominación según se use el topónimo autóctono o los nombres con los que han sido bautizado, a veces caprichosamente, por los autores de mapas y guías. Por no haber acuerdo, ni siquiera existe en el número: 212 picos por encima de 3.000 metros, según la famosa lista Buyse, un pirineista belga afincado en Cataluña, y 214 si tenemos en cuenta otras clasificaciones. El problema es que para contrastarlas no se puede recurrir a ningún catálogo oficial, ni del Instituto Geográfico de Aragón (Igear) ni el Instituto Geográfico Nacional (IGN), pues sencillamente no existen.


Intentando poner orden en este galimatías, la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) ha reiterado la petición que ya hizo a anteriores gobiernos de Aragón para la publicación de un catálogo oficial de las cumbres aragonesas. La primera solicitud en este sentido data de hace 16 años y desde entonces se ha venido insistiendo, sin éxito hasta ahora. La última vez, a la consejería de Vertebración del Territorio encabezada por José Luis Soro.


La FAM justifica su necesidad apelando a la importancia del montañismo en la Comunidad y especialmente de las cumbres de 3.000 metros, máximo exponente del pirineismo, sobre las que abundan las publicaciones. Además, el grueso de los tresmiles de toda la cordillera está en Aragón.


Una solicitud que parte del "hartazgo" y el "malestar" de las entidades de montaña, como han reconocido en más de una carta oficial, debido a "los despropósitos" aparecidos en libros y guías donde de forma arbitraria se cambian las designaciones de los picos y se bautizan nuevas cimas secundarias con nombres caprichosos, ajenos a la toponimia de los valles o a las gestas del alpinismo aragonés, por no hablar de la localización en otros territorios de cumbres señeras.


El presidente de la FAM echa de menos una iniciativa como la de Generalitat de Cataluña a través de su ley de protección del paisaje. Luis Masgrau reclama una acción institucional que impida que "cada uno bautice el pico a su conveniencia, que en un libro lo llamen de una manera, y en otro, de otra". Él se enfrentó a la pretensión de Buyse de llamar al Gemelo Norte y Gemelo Sur como de los Veteranos. "No se puede consentir que unas personas, aunque sean estudiosos del Pirineo, decidan a su libre albedrío cómo denominar una cumbre o cuándo una cota tiene categoría de pico". A su juicio, debería haber un comité de expertos para decidirlo, y en Aragón existen suficientes especialistas para determinar el número y la nomenclatura.


"Con la relevancia que tiene el montañismo en Aragón, las cumbres de más de 3.000 metros deberían estar en un catálogo oficial del Gobierno perfectamente referenciadas", añade. Entiende que algunas cimas tengan dos denominaciones. Es el caso de las designadas con los apellidos de los primeros pirineístas franceses del siglo XIX, como el pico Jean Arlaud o el Raymond d’Espouy, "pero en los últimos 15 o 20 años ha habido intentos de bautizar pequeñas cotas con nombres de personas absolutamente desvinculadas de Aragón. Eso no se debería consentir".


Chusé Aragúés, responsable de publicaciones de Prames, explica que algunos parten simplemente de errores: el Posets (pocitos en patués) no deja de ser la antecima de Punta Llardana, el verdadero pico. "No se puede confundir a la gente según la cartografía que lleve. La toponimia autóctona se debería respetar y colocarla junto a la que se utiliza regularmente". En 2002, con motivo del Año Internacional de las Montañas, Prames editó un mapa que recogía unos y otros, reeditado en 2008 y repartido a los miles de montañeros federados.

De 212 cumbres a 214

El de Juan Buyse es un nombre recurrente en esta polémica. Él estableció una metodología para en 1990 publicar ‘Los tresmiles del Pirineo’, con 129 cumbres principales y 83 secundarias. Su trabajo fue cuestionado por otros pirineistas, y corregido por el grupo autodenominado Los Cazafantasmas, montañeros vascos apasionados por los tresmiles cuyo objetivo es revisar el catálogo Buyse. Su blog, actualizado con mediciones de GPS, señala 124 principales y 90 secundarios. Descatalogó el Besiberri del Mig (2.995,9 m) e incorporó la Tuqueta de Marboré (3.095 m).


Buyse se enfrentó a la FAM en el 2000 cuando quiso rebautizar varios picos y solicitó sin éxito al IGN la incorporación de los apellidos de algunos montañeros que participaron en su trabajo. La polémica llegó a las Cortes de Aragón, pero 15 años después, sigue sin haber una lista oficial.

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