Dos mil personas han hecho 'puenting' este año en Murillo de Gállego con la nueva regulación

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Una persona se dispone a saltar desde el puente del Gállego, junto a la carretera.
Una persona se dispone a saltar desde el puente del Gállego, junto a la carretera.
javier broto

Un año después de que el Gobierno de Aragón regulara la práctica del ‘puenting’ en Murillo de Gállego, ya hay cinco empresas de turismo activo autorizadas para realizar esta actividad respetando las condiciones marcadas por la administración. Desde el puente sobre el río Gállego, en la carretera A-132, se han realizado este año unos 2.000 saltos. Es el único autorizado para este actividad, ya que se han denegado otras peticiones.


En diciembre de 2014, la Dirección General de Carreteras colocó una señal prohibiendo el salto, tras el accidente sufrido por un joven de Huesca de 21 años que se lanzó al vacío sin tensar la cuerda y chocó contra unas rocas, justificando que el tránsito de personas suponía un peligro potencial para peatones y conductores. Sin embargo, para evitar perjudicar la actividad turística, la administración autonómica decidió dar autorización a empresas, guías de turismo activo, clubes y particulares siempre que cumplieran una serie de prescripciones.


"Implica más trabajo, porque tenemos que colocar conos y señales en la carretera y enviar los datos de los clientes, pero nos da más seguridad. Los vehículos reducen la velocidad cuando cruzan el puente", señala María Jesús Montañés, de la empresa Locura de Vida de Biscarrués, una de las cinco autorizadas. Son ellas las que se reparten la actividad por franjas horarias, "así no nos pisamos".


No es necesario tramitar la solicitud para cada salto, pero sí se envía el día de antes un aviso comunicando la actividad, el número de personas y la copia del contrato firmado entre las empresas y los clientes, donde se exime a la administración autonómica de cualquier responsabilidad en caso de accidente.


La medida ha propiciado que las empresas se tengan que organizar y evita "que vengan de fuera con 15 personas y bloqueen el puente", señala Montañés, quien anuncia su intención de renovar la autorización, "porque el puenting es una de nuestras actividades principales".


Efrén Martínez, de All Rafting, con sede en Murillo de Gállego, reconoce que "al principio éramos reticentes, pero ha sido una buena idea porque ha ayudado a alejar a gente que no lo hacía con garantías de seguridad. Además, los clientes entienden que el servicio es mejor y le dan más valor". El ‘puenting’ se practica aquí desde hace dos décadas.


Lo que sí pide Martínez es que el cartel donde consta la restricción añada la coletilla de ‘salvo autorización’, "porque los clientes solo leen que no se puede hacer y se inquietan, hay que explicarles que está regulado".

 

Un caso único

Fue la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón la que al día siguiente de colocar la prohibición llamó a la puerta de Carreteras para negociar una solución. Su entonces presidente, hoy vicepresidente, Juan Bazán, recuerda que se mostraron "muy receptivos". Según él, Aragón es pionera en esta materia. Cree que no hay ningún otro sitio en España donde bajo autorización, se permita realizar la actividad. El Gobierno ha recibido peticiones para otros puentes que son de su competencia, pero se ha negado el permiso por el tipo de valla o por la densidad de tráfico.


Según la consejería de Vertebración del Territorio, de la que depende la Dirección General de Carreteras, las cinco autorizaciones corresponden a empresas de turismo activo asentadas en la zona, "a las que se les requiere cumplir una serie de prescripciones técnicas". Previamente a cada jornada de saltos, han de comunicar a la administración el nombre y número de personas que lo van a realizar. Además, una vez en el lugar, deben colocar señales de tráfico (una de peligro a 150 metros, otra a 100 metros para reducir la velocidad a 70 km/h y una tercera a 50 metros limitándola a 40 km), la imposibilidad de ocupar o afectar a la plataforma de la carretera con materiales o herramientas y la prohibición de cerrar la vía pública al tráfico o de pintar el pavimento en la zona de afección, es decir, en dos franjas de terreno colindantes de 50 metros a cada lado.


También se regula el uso del puente: los anclajes de seguridad (deben garantizar una fuerza superior a 3.000 kilos o estar homologados), la equipación de participantes y monitores con chalecos reflectantes o la suscripción de pólizas de seguro.


Cada cliente debe firmar un contrato con la empresa especificando los riesgos. Se limita a tres el número de personas que pueden estar en ese punto en el momento del salto y establece una banda horaria para la práctica, con un intervalo de media hora entre una autorización y otra para evitar aglomeraciones en el paso atravesado por la carretera. El resto espera en una zona reservada en el acceso al río.


El permiso se refiere exclusivamente a las afecciones a la carretera A-132, al margen de otras licencias exigidas por la normativa a las empresas de aventura. La consejería confirmó que no se han tramitado peticiones de particulares. La autorización tiene vigencia anual, por lo tanto en breves fechas tendrán que solicitar la renovación y pagar la tasa anual, que ronda los 120 euros.

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