​Las devolución de las pinturas de Sijena llega este lunes a los juzgados de Huesca

Será una vista preliminar para escuchar las tomas de posición de cada una de las partes.

Salillas, en la sala capitular de Sijena de la que fueron arrancadas las pinturas en 1936.
Alfonso Salillas, en la sala capitular de Sijena de la que fueron arrancadas las pinturas en 1936.
R. Gobantes

Los letrados del Gobierno de Aragón y del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena y los de la Generalitat y del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) han sido citados este lunes por un juzgado de Huesca para la devolución de las pinturas murales del Monasterio de Sijena.


Será una vista preliminar convocada por el titular del Juzgado de Primera Instancia 2 de Huesca para escuchar las tomas de posición de cada una de las partes en relación a la propiedad y destino futuro de las pinturas, uno de los conjuntos pictóricos románicos más importantes del mundo.


Un proceso que sigue a otro del que surgió hace unos meses una sentencia de otro juzgado oscense que ordenaba ya a Cataluña devolver antes del pasado 25 de septiembre casi un centenar de piezas del patrimonio histórico del monasterio.


A pesar de que la ejecución de esta sentencia está en suspenso tras presentar la Generalitat un conflicto de competencias contra el juzgado ante el Tribunal Supremo, una acción que la fiscalía de Huesca vio como una maniobra dilatoria, los vecinos de Villanueva de Sijena confían en la recuperación de todo su patrimonio.


El alcalde de la localidad, Ildefonso Salillas, se muestra ilusionado ante la posibilidad de que el monasterio vuelva a albergar los tesoros de los que fue desposeído a lo largo del pasado siglo, aunque está convencido al tiempo de que el proceso de devolución estará plagado de dificultades, trabas y demoras.


Una ilusión, asegura, que comparten sus vecinos a pesar de admitir al tiempo que el desafío judicial planteado es como "la lucha de David contra Goliat". La nueva demanda pendiente de juicio argumenta que la Generalitat catalana no puede acreditar documentalmente la propiedad de las pinturas murales de Sijena y reclama su devolución a su lugar de origen.


Este es el principal argumento que prevén esgrimir los demandantes en el litigio, en el que inicialmente estaba personado tan sólo por la parte catalana al MNAC pero al que finalmente se sumó la Generalitat.


Las pinturas, según la documentación aportada por los demandantes, no fueron vendidas por las monjas propietarias del monasterio sino que fueron arrancadas de las paredes al inicio de la Guerra Civil, tras un incendio provocado, y trasladadas a Cataluña con el argumento de que debían de ser protegidas.


Un informe pericial elaborado por el historiador Juan José Nieto a instancias del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena asegura que las pinturas fueron extraídas de los muros por José Gudiol y depositadas en dependencias de la Generalitat a fin de garantizar su preservación y conservación.


Nieto argumenta, a tenor de los documentos recabados, que la extracción de los murales fue "ilegal" ya que el Servicio de Defensa del Patrimonio de la Generalitat sólo encargó a Gudiol realizar "trabajos de conservación, que no de arranque" de las pinturas.


Uno de los documentos esgrimidos desde Aragón es una carta remitida en septiembre de 1943 por el entonces director general de Bellas Artes, el Marqués de Lozoya, al delegado del MNAC, Xavier de Salas, en la que se precisa que las pinturas no pueden ser expuestas en el museo catalán ya que su destino "es el sitio de donde procedían".


Otro de los documentos es una resolución firmada en Madrid el 19 de junio de 1961 por el director general de Bellas Artes, Francisco Iñíguez, en la que autoriza el arrancado de las pinturas murales que aún quedaban en zonas sin protección del monasterio pero en la que advierte en que "deben" quedar depositadas en museos de Huesca o de Zaragoza.


Los demandantes aseguran, a tenor de los documentos aportados, que estas órdenes no se cumplieron en ningún momento, a pesar de que la titularidad de las pinturas siempre estuvieron en manos de la orden de monjas que habitaba el monasterio.


El autor del informe pericial responsabiliza también de esta situación al entonces obispo de Lérida Ramón Malla, a quien achaca haber forzado a finales de los años sesenta del pasado siglo el traslado a Barcelona de las monjas de Sijena a fin de posibilitar el envío de los tesoros del cenobio a Cataluña.

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