Víctor Morlán: "Mi mayor error ha sido no convencer a Francia con el Canfranc"

El diputado aragonés más veterano en Madrid dice adiós al Congreso después de casi 30 años.

Víctor Morlán, de 68 años, es diputado por la provincia desde 1986. En la foto, sentado en uno de los bancos del Coso oscense.
Víctor Morlán, de 68 años, es diputado por la provincia desde 1986. En la foto, sentado en uno de los bancos del Coso oscense.
Rafael Gobantes

Por primera vez desde 1986, Víctor Morlán no será el candidato del PSOE por la provincia de Huesca al Congreso de los Diputados. Con 68 años, se despide en estas elecciones para dar el relevo a una nueva generación en un momento de cambios políticos.


Ha sido diputado en la III (1986), IV, V, VI, VII, VIII, IX y X legislaturas. ¿No le parece demasiado tiempo?

Han pasado casi 30 años y es lógico pensar que es mucho, pero tanto el partido como los votantes me apoyaron. Visto en perspectiva, indudablemente es demasiado.


¿Ahora sería imposible que un candidato repitiera ocho legislaturas?

La forma de hacer política va a cambiar y será difícil que eso se repita. En todos los grupos hay diputados antiguos, pero a partir de ahora no será así. La sociedad está planteando que los partidos renueven sus cargos, y eso ha calado. Los responsables políticos son conscientes de que tiene que haber una limitación en los mandatos.


¿Vio lógico su relevo? ¿Lo pidió o se lo impusieron?

Lo pedí. Cuando me propuso el partido ser candidato en 2011 acepté, pero ya avisé de que serían mis últimas elecciones. Me quería retirar, entendía que mi vida política había concluido.


¿Y ahora qué?

Los que tenemos una cierta experiencia política, con aciertos y con errores, tenemos que dejar paso a gente joven, con nuevas ideas y una forma de trabajar más acorde con los tiempos: las nuevas tecnologías, otro tipo de relación con los ciudadanos... Los que hemos hecho política desde la época de la Transición debemos situarnos al margen, estar para cuando se nos pregunte.


El PSOE ha sufrido un tropiezo en la elaboración de las candidaturas con la renuncia de Lorena Canales, que iba de número dos al Congreso. ¿Cómo ha visto su renuncia?

Hay cosas que no entiendo. Lorena Canales fue sentenciada por el mismo hecho por el que una persona de otro partido (Antonio Torres, del PP) fue absuelta al haber prescrito. Este ha seguido en política sin ninguna dificultad. A ella se la inhabilitó como concejal pero continuó como parlamentaria autonómica. Y a raíz de una información que salió, adoptó una decisión que hay que alabarle, que es de una decencia sin mácula: dijo que no quería causar ningún problema al partido y renunció. Pero me parece injusto, porque además no era ningún caso de corrupción sino algo meramente administrativo. ¿No hay rehabilitación pública para aquel que ya ha cumplido la sanción?


¿Tener que competir con Ciudadanos o Podemos ha obligado al PSOE a optar por perfiles de candidatos nuevos y más jóvenes?

El PSOE se ha dado cuenta de que en la sociedad se han producido cambios fundamentales. Parte de ellos venían a través de nuevas formaciones, pero la propia militancia nos planteaba que teníamos que apostar por caras nuevas, por un proyecto nuevo.


Fue el aragonés con más poder en el Gobierno de Zapatero ocupando la secretaría de Estado de Infraestructuras, junto a Carlos Ocaña en Hacienda. Recibió muchas críticas en Aragón. Supongo que no se sentiría profeta en su tierra.

Hay mucho pocos que sean profetas en su tierra, porque la gente espera más de lo que haces. Yo era secretario de Estado de todo el país, no solo de Aragón. Pero también es cierto que tuve algo que ver en todo lo que se hizo en aquella época en Huesca y en Aragón. La lástima es que la crisis empezó a poner coto a las inversiones porque había que dedicar dinero a políticas sociales. Si no hubiera sucedido eso, la autovía Huesca-Lérida estaría concluida y avanzadísima la de Pamplona. La gente, cuando te ve por la calle, te dice que muy bien lo que has hecho, pero que te faltó.


El Consejo de Ministros anunció recientemente la reanudación de las obras en el puerto de Monrepós para acabar la autovía. ¿Cómo recibió la noticia?

Me alegro de que se reactiven, pero podía haber sido antes, hace tres años, porque se financian con el método alemán y eso significa pagar al final. En otras partes de España han seguido las inversiones a un ritmo distinto que en Huesca, aquí había cosas que quedaron pendientes y siguen pendientes.


Por dos veces ha hablado de sus errores. ¿Cuál lamenta más?

El esfuerzo que hice para mantener unas buenas relaciones con Francia, viajando constantemente a París para hablar con el secretario de Estado francés, no logró convencerlos más de la reapertura del Canfranc, de que podíamos hacerla. Ese es un déficit que tengo. Nosotros podemos llevar un tren desde Algeciras a Canfranc, en mejores o peores condiciones: mejorando la vía, salvando algunas pendientes, electrificando... Pero ellos no pueden llevar un tren hasta su boca del túnel, como mucho llegarán a Bedous cuando acaben las obras. Por mucho que digan que están trabajando, falta desde Bedous hasta el túnel. Porque el túnel está en buenas condiciones: habría que poner las vías y electrificarlo, eso puede costar 40 o 50 millones, a financiar entre los dos países. No sé si es un error o que Francia no ha tenido la sensibilidad que yo esperaba, porque no mira mucho hacia el sur. Como con la confrontación no consigues nada, mi idea era mantener buenas relaciones, buscar la complicidad y plantear que era necesario reabrir el Canfranc, y no llegue a unos compromisos más rotundos, como me hubiera gustado.


¿Qué se puede hacer para que Francia cambie de opinión?

Con Francia hay que ser persistente e intenso, pero no valen las amenazas, no llevan a ningún sitio, porque es un estado soberano, y he visto alguna del anterior consejero de Obras Públicas.


Le tocó inaugurar el aeropuerto de Huesca. ¿Qué haría con él?

Reitero lo que siempre he dicho: no me dio tiempo a no hacer el aeropuerto, como me hubiera gustado. A través de Aena hice todo lo posible para que tuviera utilidad, y de hecho operaron dos compañías. Deben ser las instituciones de aquí las que echen una mano: Gobierno de Aragón, Diputación, ayuntamientos... Ojalá funcione la escuela de pilotos que hay ahora.


¿Y cuál ha sido el peor momento de estos casi 30 años?

Sin duda, cuando estuve en Barcelona con el lío de las cercanías por la llegada del AVE. La verdad es que lo pasé mal, viví momentos muy angustiosos: trenes que se quedan parados en los túneles con un montón de usuarios, en medio del campo... Otra cosa negativa es que no pude acabar las autovías, y cuatro años después siguen sin estar acabadas. Pero también es cierto que hice todo lo que creo que podía hacer.


Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión