Graus cocina la longaniza más grande para el día más sabroso

El cazatalentos Antonio Piniés fue el tastador este año. Se cocinaron más de 1.000 kilos en una parrilla de 25 m2.

Los grausinos cocinaron más de una tonelada de longaniza en una enorme parrilla.
Los grausinos cocinaron más de una tonelada de longaniza en una enorme parrilla.
Isabel García Macías

La Fiesta de la Longaniza de Graus volvió a mostrar este sábado su gran poder de convocatoria. Miles de personas se agolparon a ambos lados de las céntricas calles del Barranco y de Salamero para asistir al proceso de elaboración, asado y posterior degustación del célebre embutido grausino que desde hace ya veinticuatro años es el eje de uno de los festejos más multitudinarios del verano altoaragonés.


Y eso que este año la cosa comenzó floja y la esperada afluencia de visitantes se demoró más de lo acostumbrado, propiciando una mañana relativamente tranquila en las calles grausinas. Pero conforme se fue acercando el momento culmen de la jornada, la cosa volvió por donde suele desde la primera convocatoria de esta fiesta: con un enorme respaldo popular a una cita que ha sabido calar en el corazón y en las papilas gustativas de numerosas personas de los sitios más insospechados.


Considerada desde hace dos años como Fiesta de Interés Turístico de Aragón, la celebración mantuvo la estructura que le ha reportado un reconocimiento que trasciende las fronteras de nuestra comunidad autónoma. Las propuestas pensadas para los más pequeños, el concurrido mercado artesano y de nuevos creadores que se celebró de forma paralela en el casco antiguo grausino durante toda la jornada o la posibilidad de poder contemplar en una de las salas del Museo de la Historia y la Tradición de Graus una muestra del utillaje tradicional del sector cárnico y una exposición fotográfica sobre anteriores ediciones de la fiesta ofrecieron un interesante complemento al acto más esperado del programa festivo en una jornada muy agradable.


Y es que, lo que concita año tras año la atención de todos los presentes es todo lo relacionado con la longaniza más grande del mundo. En las últimas ediciones, la figura del ‘tastador’ -una especie de mantenedor de la fiesta y de embajador del producto- ha cobrado un notable protagonismo. Este año, el cargo recayó en el prestigioso cazatalentos Antonio Piniés, un barcelonés que alardea orgulloso de sus orígenes benabarrenses, que fue quien dio el visto bueno al punto de cocción de la longaniza tras su asado en la enorme parrilla de 25 m2.


A partir de ese momento, el reparto del embutido entre los asistentes propició un momento que los organizadores deberían estudiar como otro posible récord Guinness: el de la desaparición más rápida de mil kilos de embutido.

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