​Los repobladores de Mipanas consiguen su primer concejal 30 años después de su llegada

Mipanas fue abandonado en los sesenta y ocupado en 1986. Depende del Ayuntamiento de Naval.

La tercera generación de 'repobladores' de Mipanas corretea ya por este núcleo de población perteneciente al municipio de Naval. 'Los hippies', como les siguen llamando los vecinos de las localidades cercanas, llegaron a Mipanas para quedarse en 1986 y durante casi treinta años se han sentido "al margen" de lo que ocurría en el resto de la Comarca del Somontano de Barbastro. En estas últimas elecciones han conseguido su primer concejal en el Ayuntamiento de Naval y para ellos es un "auténtico hito".


Su llegada fue cosa de "un flechazo". Un grupo de escaladores catalanes vio Mipanas y se enamoró. Sus componentes dejaron sus trabajos en Barcelona y dieron un vuelco a sus vidas para dedicarlas a reconstruir y repoblar este pueblo aragonés abandonado desde los años sesenta.


El grupo inicial lo formaban siete familias. Las tierras que querían ocupar pertenecían a la Confederación Hidrográfica del Ebro por las expropiaciones que se efectuaron para construir el embalse del Grado. Formaron una cooperativa, solicitaron un permiso para utilizar como suyas las casas y terrenos de Mipanas y así empezó su historia en la provincia de Huesca.


Treinta años después, sus 17 habitantes están empadronados en Naval pero hasta sus casas no llega ningún servicio público. Sus calles no tienen alumbrado público, las casas consiguen electricidad mediante sistemas de placas solares independientes y el agua les llega desde una antigua presa, a través una tubería que ellos mismos instalaron.


Los 21 votos que recibió en Naval la formación Aragón Sí Puede les ha permitido conseguir su primer concejal: José Antonio Rumeu, uno de esos primeros escaladores y padre de la única familia que ha aguantado las 'presiones' de la repoblación durante estos treinta años.

Hacia la normalización?

Neus Rumeu es una de sus seis hijos. Para ella el logro de su padre supone que la situación de Mipanas, por fin, se empieza a normalizar: "Ya ni nos falta nada ni queremos nada. Solo representación, sentirnos parte del pueblo, saber qué pasa y que nos tengan en cuenta", explica Neus a Heraldo.es.


Neus quiere que sus hijas (de seis y nueve años) no tengan que aguantar el 'mobbing' que vivieron ella y su familia por parte de las administraciones ni el "rechazo y desprecio" de los pueblos vecinos: "No somos hipppies. Nos llaman así en tono despectivo y no lo somos. Somos personas normales a las que les dieron permiso para venir a vivir aquí y que, pese a estar empadronadas en Naval, nos hemos tenido que apañar solas".


Según cuenta, de las siete familias iniciales seis se tuvieron que ir por "la presión y los prejuicios" de los vecinos: "Al principio no nos daban trabajo y nos querían echar y solo quedamos mis padres y mis hermanos".


Sin embargo, en los últimos años ha repuntado la población de Mipanas y ahora son diez las casas ocupadas. "Llegaron parejas nuevas e ingresaron en la cooperativa... La única condición es que no tenemos una propiedad. Mientras vives aquí tienes una casa pero si te vas no es tuya".

Mejorar el entendimiento

El actual alcalde de Naval, Javier Rodríguez (PAR), se muestra dispuesto a que la incorporación de un habitante de Mipanas al gobierno municipal ayude a mejorar el entendimiento entre los vecinos.


Un punto peliagudo durante estos años: el dinero. El Ayuntamiento de Naval cobra por los terrenos inundados de Mipanas. Además, los 17 repobladores están empadronados en Naval. Sin embargo, la alcaldía asegura que no pagan impuestos de circulación por sus vehículos ni IBI porque las viviendas no son suyas.


Neus insiste sin embargo en que sus reclamaciones a día de hoy no son económicas ni materiales. En ese sentido se han "apañado solos". A sus casas llega luz, agua e internet (Envoy). Tienen un huerto y animales en común, construyeron bancos para sus plazas y habilitaron parte de la antigua escuela para actividades comunitarias. Además, todos tienen sus trabajos dentro o fuera del pueblo. "Somos gente normal y solo queremos que se nos tenga en cuenta en el municipio y llegar a estar completamente integrados".