Pasión por las antigüedades

La feria de desembalaje de piezas antiguas, El Desván, cierra su octava edición con buenos resultados de público y ventas.

Numeroso público acudió a la feria de antigüedades de Barbastro El Desván. JLP.
Numeroso público acudió a la feria de antigüedades de Barbastro El Desván. JLP.
José Luis Pano

Pupitres, plumires, mapa mundis preconstitucionales, canicas, jarrones chinos, lamparas vintage, estudios de los años 50, aperos de labranza, manteles con bordados hechos a manos, máquinas de escribir o de retratar. Útiles de otra época ya en desuso pero con una vida muy útil, al menos para los amantes de este género de las antigüedades que les dan una segunda oportunidad como elementos decorativos.


Una gran muestra de estos objetos se han podido ver durante la jornada dominical en la octava edición de El Desván, la feria de desembalaje de antigüedades que organiza el área de Desarrollo del Ayuntamiento de Barbastro, tomando el relevo a la extinta institución ferial. Esta feria se ha consolidado como uno de los desembalajes más importantes de la zona noroeste de la península. Con un 25% más de expositores que en la pasada edición y con una gran afluencia de público que ha respaldado el certamen, esta edición se ha distinguido sobre todo por la calidad de las piezas expuestas.


Los visitantes se han mostrado muy satisfechos con el aumento de expositores y de material, y en general con la calidad de los anticuarios. “Este año ha habido muy buen género. Yo destacaría un buffet de dos cuerpos de roble francés del S.XIX, que además estaba muy bien de precio, morteros de gran calidad del S. XVIII, forja muy buena… en general la feria está ganando con cada edición”, explica Antonio Huguet, coleccionista y experto aficionado a las antigüedades.


Por su parte los expositores también se han ido satisfechos. André Roucheton, expositor francés, lleva ocho años asistiendo a este desembalaje: “La gente ya me conoce y me vienen a saludar, son clientes habitualesRoucheton se va de Barbastro con casi toda la mercancía vendida. Este año ha venido acompañado de otros seis colegas franceses: “Esta feria nos resulta muy interesante y cada año hay más compañeros franceses que se animan a venir. Para nosotros es una cita imprescindible”.


Uno de sus compradores era el vecino de Castejón del Puente y reconocido amante de este género. “Me he comprado toda una habitación que necesitaba cambiar”, afirmaba valorando el género del expositor francés.


Su hija, María Jesús, forma parte del equipo organizador de ferias de Barbastro, y valoraba la gran respuesta de público y las transacciones realizadas.


Toni Buil, anticuario barbastrense, volvía a la feria y reconocía que este año las condiciones eran irrenunciables: “Hacía varios años que no venía, pero en esta ocasión me he animado y la verdad que he visto una gran calidad y cantidad de anticuarios y bastante afluencia de público. Creo que este certamen se está consolidando.”


Por su parte José Luis Romero ha destacado el interés que ha demostrado el público en las piezas expuestas: “La verdad que se ha notado un cambio cualitativo considerable. El público de este año es un público específico, coleccionistas que entienden de antigüedades y son capaces de valorar piezas más especiales”.


Otros expositores no han cumplido totalmente sus expectativas: “El año pasado me fue mejor, pero es un certamen muy interesante al que seguiré asistiendo” explica Comodé.


En lo que coinciden todos los expositores es en alargar el tiempo de celebración del certamen. “Lo ideal sería que la feria durara un día y medio o dos días. Una vez que nos hemos desplazado hasta Barbastro compensaría más si se alargara un poco”, apunta Mª Carmen García. Una sugerencia que la organización tendrá en cuenta de cara a la próxima edición.