Termina una campaña de alfalfa marcada por el mal tiempo y unos precios más bajos

La presencia de ‘stocks’ ha dificultado la comercialización.

Cosecha en Los Monegros
Termina una campaña de alfalfa marcada por el mal tiempo y unos precios más bajos
Patricia Puértolas

La cosecha de alfalfa ha llegado a sus últimos cortes en la provincia de Huesca, en una campaña marcada por el mal tiempo y un mercado a la baja. “Podemos catalogar el año como bastante negativo. En verano llovió mucho, lo que hizo que la cosecha perdiera calidad y bajara el precio final”, señala José Fernando Luna, presidente de la organización agraria Asaja en la provincia de Huesca. La cotización de referencia se mantuvo después de la sesión semanal del miércoles en la Lonja de Binéfar en 132 euros la tonelada para variedad en rama de primera categoría y en 192 las balas deshidratadas.


En opinión de José Antonio Planas, del sindicato agrícola UAGA, es ahora cuando comienza a hacer buen tiempo para que se pueda recoger este cultivo en buenas condiciones. Asegura que ha sido un año “irregular” en cuanto a producciones. “Durante el verano ha habido alguna tormenta que ha estropeado el corte en determinadas zonas, lo que ha hecho que la materia prima pierda calidad”, comenta el portavoz sindical. Queda todavía ‘stock’, recuerda, de segundas y terceras calidades, lo que ha provocado, asegura, que la nueva cosecha no tuviera “la salida adecuada” durante el despegue de la campaña. En cuanto a la de primera calidad, destinada principalmente a la exportación, “ha habido retrasos en su envío a los Emiratos Árabes, lo que ha provocado que no estuviesen tan vivos los mercados” a la hora de sacar la materia prima de las fábricas.


El sector se enfrenta ahora al reto de abrir un nuevo mercado en China. Sin embargo es necesario cumplir antes una serie de condicionantes que pueden entrañar dificultades para las empresas comercializadoras, además de obligarles a realizar nuevas y costosas inversiones. “Hay que leer la letra pequeña”, asegura José Fernando Luna, “ya que resulta muy complicado llevar materia prima a China y no todas las fábricas están preparadas”. Una de las principales condiciones que pone el llamado ‘gigante asiático’ es que se aten las pacas “con cuerda o plástico y no con alambre como se hace aquí”. El tipo de maquinaria que se utiliza para ello puede suponer una inversión, indica el portavoz sindical, los 600.000 euros.


Para José Antonio Planas, en cambio, este nuevo mercado resulta una alternativa “esperanzadora” para el sector. Se trata, en su opinión, de un país más receptivo al granulado de alfalfa, por lo que se trata también de una buena oportunidad para los fabricantes de esta modalidad. Coincide con Luna en cuanto a que va a ser necesaria una adaptación de las fábricas, si bien opina que puede ser un coste “asumible”.