​Las fiestas de Graus, un poco más cerca de convertirse en Patrimonio de la Humanidad

Este martes fue declarada Bien Catalogado Inmaterial, paso necesario para la UNESCO.

Las fiestas de Graus se celebraron hace apenas diez días.
​Las fiestas de Graus, un poco más cerca de convertirse en Patrimonio de la Humanidad
Ángel Gayúbar

La Mojiganga de las fiestas de Graus tendrá un hecho más que comentar en las fiestas del próximo año. Desde este martes, tanto la Mojiganga como las fiestas del Santo Cristo y San Vicente Ferrer son un Bien Catalogado Inmaterial por el Gobierno de Aragón, un paso que les acerca un poco más a su deseo de convertirse en patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO.


Hace dos años el Ayuntamiento comenzó los trámites, pero se encontró con un impedimento: para ser patrimonio Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad primero hay que serlo de Aragón. Esta fiesta es de Interés Turístico Nacional desde 1989, pero no tenía la clasificación aragonesa, por lo que tocaba volver a la casilla de salida y esperar. “Debería haber una homologación más rápida”, indica el alcalde de Graus, José Antonio Lagüens.


Aunque no hay mal que por bien no venga, y este proceso ha servido “para corregir defectos” de la candidatura, que se presentará próximamente. Pero conseguir la categoría de Patrimonio de la Humanidad no es precisamente un camino de rosas. Primero deberá ser elegida entre las candidatas aragonesas y el rival es de altura: la Ruta del Tambor y el Bombo de Teruel. Después, pasaría una “semifinal” en Madrid, para que, finalmente sea en París donde se tome la última decisión. En definitiva, un proceso que dura más de tres años.


Vencer en tantas pruebas no es fácil, pero los grausinos están convencidos. “Es algo que se ve lejano y complicado, pero no nos quita la ilusión”, asegura el alcalde, que pone como ejemplo la acogida entre vecinos y visitantes de la campaña 'Pasión por la tradición'. Con ella, se pusieron a la venta camisetas, DVD y todo tipo de merchandising para financiar la candidatura que, según Lagüens, han tenido mucho éxito.


Si consiguieran sus objetivos, esta fiesta se convertiría en el primer evento aragonés en obtener tan alta calificación, junto a elementos culturales como el flamenco o la dieta mediterránea; además de obtener un espaldarazo turístico. Aunque las fiestas ya cuentan con “una afluencia masiva, tanto de las localidades cercanas como de turistas internacionales”, según asegura.


Dos son las razones primordiales que esgrimen para reivindicarse ante la UNESCO: los “siglos de tradición” de sus fiestas y “la mezcla de actos solemnes con otros burlescos, una singularidad que las hace merecedoras de la catalogación”. Los primeros son similares a las de otras localidades aragonesas: misas, procesiones, cantos de albada, bailes de cintas… Las mayores peculiaridades se dan en elementos como los cabezudos, que no se pierden ningún evento, y, sobre todo, la Mojiganga.


La Mojiganga es uno de los actos principales de las fiestas, en la que unos actores cuentan lo sucedido durante el año. “Tiene una connotación singular por su componente transgresor”, explica el alcalde. En ellas, se hace un repaso por la actualidad tanto local como nacional y hasta internacional sin pelos en la lengua. En el acto de este año, celebrado hace dos semanas, pasaron por su escenario el embalse Joaquín Costa, quejándose de cómo lo tratan, y hasta algún miembro de la casa real.


Cada año, unas 250 personas participan en su preparación durante el mes de agosto, entre trabuqueros, danzantes, actores... en un ambiente casi festivo. “Tiene mucha aceptación. A los ensayos, que se realizan en el patio del colegio, suelen acudir un centenar de personas”, subraya. Vecinos que, a pesar de conocer de antemano el programa, llenan la plaza Mayor para disfrutar de una fiesta que quieren compartir con todo el mundo.