Reaparecen en el valle de Hecho y en el Turbón dos de los tres osos que habitan en el Pirineo

El Gobierno aragonés ha fotografiado a la osa Sarousse con las cámaras instaladas en el macizo ribagorzano próximo a Bisaurri y ha localizado huellas allí y en la Selva de Oza.

Los osos cuentan con una superficie de 3.000 metros cuadrados.
El parque de Lacuniacha acoge a cuatro osos que vivían enjaulados en Orihuela

Las altas temperaturas de los últimos días han sacado a los osos de sus guaridas, en las que han pasado los duros meses del invierno resguardados de la nieve y las bajas temperaturas. El Gobierno aragonés ha detectado en las últimas semanas rastros de dos de los tres animales que habitan en el Pirineo occidental y, además, una de las cámaras instaladas en pasos habituales que utilizan estos plantígrados ha captado la imagen de uno de ellos.


El primer indicio se detectó el pasado jueves día 10. Según el departamento de Medio Ambiente del Gobierno aragonés, fue en el norte del valle de Hecho, en la Selva de Oza, donde se localizaron las huellas de un ejemplar. Fuentes del Gobierno aragonés aseguraron que las mismas fueron visualizadas por los ‘vigilantes del oso’, un equipo que desde los años 90 realiza un trabajo de seguimiento de la población osera. Aunque no precisaron de qué ejemplar se trata, en esta misma zona ya ha sido fotografiado al menos en dos ocasiones Neré, un macho que deambula por los valles de Ansó y Hecho en Aragón, el navarro de Roncal y el de Aspe en Francia.


Tan solo dos días después se encontró el segundo indicio de que los osos que habitan en el Pirineo aragonés habían salido de su hibernación, aunque en esta ocasión fue en la comarca de la Ribagorza. Según explicaron desde el Gobierno aragonés, el sábado día 12 una de las cámaras fotovoltaicas instaladas en las zonas de paso del oso captó la imagen de un ejemplar. Se trata de Sarousse, un animal de origen esloveno que fue reintroducido en 2006 y que lleva ya casi un lustro asentado en el macizo del Turbón.


La osa –la única hembra que está en territorio aragonés– fue detectada dos días más tarde cerca de Bisaurri. Una de las patrullas del oso observó sus huellas en un paraje del macizo del Turbón en el que ya se ha convertido en habitual la presencia de este plantígrado.


Estos son los tres indicios que han detectado los ‘vigilantes del oso’ en el Pirineo aragonés en las últimas semanas, desde la llegada de la primavera y el final de la hibernación; si bien de momento no hay constancia de que se haya producido ningún ataque. Las huellas y fotografías, precisamente, han sido recogidas en las dos zonas en las que existen patrullas específicas que se dedican a seguir sus rastros. En la Alta Ribagorza está compuesta por dos personas; mientras que en los valles más occidentales hay tres empleados. La labor de estos se centra no solo en la identificación de la presencia del oso, sino también en colaborar con los ganaderos en los casos de ataques y en la prevención de éstos mediante el aviso a los propietarios de los rebaños o la instalación de sistemas de defensa.

Abocados al fracaso

Los osos detectados son dos de los tres animales que deambulan por el Pirineo aragonés, una colonia abocada al fracaso desde hace más de una década. En la zona más oriental está Sarousse, una hembra de más de 16 años, aislada y que no ha tenido descendencia. En la occidental, campan otros dos, Neré y Canelito. Ambos son machos. El primero compartía antes el territorio de los valles de Ansó y Hecho con otro macho autóctono del que nada se sabe desde hace más tres años, Camille, al que dan por muerto. El segundo, aunque con alguna incursión en territorio español, parece haberse establecido al otro lado del macizo, en Francia.