El equipo de fútbol de Capella, que milita en Segunda Regional, no podrá disputar hoy el partido que lo iba a enfrentar al Alto Ara. El campo quedó convertido en una piscina, con 30 centímetros de agua, el pasado jueves por culpa de lo que el alcalde califica como una avenida «ordinaria» pero capaz de provocar daños por culpa de la grava y la maleza acumuladas en el cauce del río.
Su c
rítica a la falta de limpieza de los ríos, colmatados por la acumulación de materiales sueltos en el lecho de algunos tramos, y con abundante vegetación en la ribera que limita la capacidad del cauce, es compartida por otros alcaldes, entre ellos el del municipio de
la Canal de Berdún, que lleva meses intentando que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) realice una intervención para evitar daños en caso de una avenida.
A finales del verano, este Ayuntamiento denunció públicamente que el puente de Biniés, en el río Veral, estaba prácticamente cegado, sumándose así a las críticas procedentes de
l valle del Aragón y del valle de Benasque, que sufrieron graves inundaciones en octubre de 2012 y junio de 2013.
El pasado marzo, el alcalde envió, por tercera vez, una carta a la CHE
solicitando actuaciones en los ríos Veral y Aragón. «No se ha llevado a cabo ninguna», asegura Francis Pérez, que ni siquiera ha recibido una respuesta. Explica que el cauce del Aragón precisa labores de limpieza «que eviten que su curso y, sobre todo, la producción de nuevas crecidas provoquen
daños en las fincas de labor e infraestructuras como caminos, acequias o la captación de agua a Martes», núcleo del municipio.
Un puente taponado
Lo mismo ocurre con el
puente y la captación de aguas de Biniés, en el Veral. El curso de este río se vio alterado en 2012 «como consecuencia de las lluvias torrenciales y de los obstáculos que las avenidas se encontraron», reitera el alcalde en la carta a la CHE. La consecuencia fue la
destrucción de un camino que no se puede reparar si no se reconduce la corriente, que actualmente invade toda la senda. El Ayuntamiento lo ha intentado, pero el departamento de Medio Ambiente no lo autoriza.
Precisamente,
las trabas ambientales impiden, según el Ayuntamiento de Capella,
limpiar el cauce del río Isábena, ya que existe un LIC (Lugar de Interés Comunitario). Esta semana se volvió a inundar el campo de fútbol porque el lecho del río se está colmatando con las gravas. «Hace 3 años que lo pedimos a la CHE. Mandamos tres proyectos de otras tantas zonas. Algún día ocurrirá algo grave», lamenta Sergio Baldellou.
También en la comarca de la Ribagorza, pero
en la cuenca del Ésera, hay problemas con los materiales que taponan el cauce. El municipio de Villanova ha visto cómo mejoraba el río con las obras realizadas por la Confederación tras las inundaciones de junio de 2013 en el valle de Benasque, «pero si bajara otra riada igual, el Ésera volvería a desbordarse», explica el alcalde, Miguel Ángel Plaza, quien culpa a la acumulación de gravas en la presa de Acciona que comparten Villanova y Sesué. En su última visita, el presidente del organismo de cuenca,
Xavier de Pedro, se comprometió a instar a la empresa a limpiarla, ya que no se ha vaciado desde hace tres décadas.