El tren del olvido tiene una parada en Canfranc

La estación de los Pirineos se ha convertido en uno de los 24 espacios caídos en el olvido con mayor encanto. Entre 24 elegidos, ocupa la novena posición.

Estación de Canfranc
El tren del olvido tiene una parada en Canfranc

El tren del olvido recorre en el tiempo lugares espectaculares abandonados en el tiempo alrededor de todo el planeta. Siberia, Ucrania, China, Estados Unidos o Italia son algunos de los destinos con clase preferente. Pero el largo viaje también tiene una parada obligatoria en Aragón. Para descubrirla, hay que sacar un billete hasta su noveno destino. Se trata de la Estación Internacional de Canfranc. Es la única en territorio español y comparte ruta junto a parques temáticos, hoteles, islas, auditorios, faros o castillos. Su elección no es fruto de la casualidad, pues aunque permanezca abandonada a su suerte desde hace más de cuatro décadas, a lo largo de su historia ha sido escenario de una larga lista de grabaciones cinematográficas que se han recreado en su aspecto fantasmal.


Nació con la voluntad de enlazar a través del ferrocarril España y Francia, a través de los Pirineos –por Somport-, aprovechando la línea que unía Tardienta con Huesca y la capital oscense con Jaca. Tras cinco años de obras, el 18 de julio de 1928 fue inaugurada por el entonces Rey de España, Alfonso XIII, y el presidente de la República Francesa Gaston Doumergue. Solo tres años después, sufrió un grave incendio iniciado en el vestíbulo que se propagó hasta la biblioteca, asolando por completo el restaurante y causando graves daños en su techumbre de madera. Pero logró salir adelante.


Con la llegada de la Guerra Civil fue tapiado el túnel que la unía con Francia para evitar cualquier invasión y durante la Segunda Guerra Mundial el tráfico se cerró para convertirse en punto estratégico, en lo que se ha conocido como la Casablanca española. Por ella circularon espías, el intercambio de wolframio que Alemania usaba para reforzar el acero de sus tanques o las toneladas de oro que entraba a España desde Suiza. Aunque su actividad se retomó, el ir y venir de viajeros cesó por completo el 27 de marzo de 1970 tras el derrumbe del puente de L’Estanguet, fruto del descarrilamiento de un tren de mercancías francés que generó una drástica reducción del tráfico ferroviario. Su viaje había acabado.


Muchos han sido los intentos de reinvención en la búsqueda de darle nuevos usos, pero de momento, ninguno ha llegado a cuajar y, hoy, la estación sigue abandonada a su suerte. Durante las pasadas estaciones de verano y otoño, sus puertas se abrieron ofreciendo la posibilidad de realizar visitas guiadas por su interior y más de 11.000 personas pasaron por su inmediaciones.

24 paradas estaciones en un viaje por todo el planeta

El puesto número  uno en el ranquin de los lugares abandonados del mundo lo ocupa Pripyat, una ciudad ucraniana de 50.000 habitantes deshabitada desde 1986, tras del desastre de Chernobyl. Le sigue una mina de diamantes en Mirny (Siberia).

Diseñadas por el gobierno de Stalin a fin de satisfacer la demanda de diamantes, es el segundo agujero más grande de todo el mundo excavado por el hombre. El tercero es el hotel Pyongyanng, en Corea del Norte.


La Estación Internacional de Canfranc se encuentra en el noveno puesto, y ente los 24 elegidos, también aparecen las Casas Ovni de Sanzhi (Taiwan), el Parque Six Flags Jazzland de Nueva Órleans, el Castillo de Bannerman localizado en la Isla Pollepel (Nueva York), una planta de carbón abandonada en Francia, la isla japonesa de Hashima o el Cristo del Abismo, ahogado en las aguas de San Futtuoso (Italia).