Fundación Cruz Blanca

Las redes de prostitución se refugian en pisos en Aragón

La Fundación Cruz Blanca ha publicado un estudio en el que se hace un retrato de la prostitución en Aragón.

Francia penalizará a los clientes de prostitutas y ayudará a las mujeres a dejar la actividad mediante un fondo de acompañamiento social.
La prostitución abandona las calles
EFE

Las redes dedicadas a la explotación sexual de mujeres inmigrantes en Aragón optan desde hace unos años por llevar a cabo su negocio de prostitución en pisos a fin de eludir el control policial y disfrutar de mayor impunidad a la hora de controlar a sus víctima.


Así lo ha asegurado este jueves en Huesca a los medios de comunicación la asesora jurídica del programa O'Cambalach de la Fundación Cruz Blanca, Sandra Mazziotti, antes de tomar parte en una Jornada de Sensibilización sobre Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual organizada por el Instituto Aragonés de la Mujer y la Subdelegación del Gobierno en Huesca.


Mazziotti ha explicado que las organizaciones clandestinas han modificado sus costumbres desde hace un tiempo para mantener escondidas en pisos a sus víctimas, principalmente mujeres de los países del Este que son obligadas a prostituirse en inmuebles de difícil localización para la policía.


Por esta razón, su organización trabaja fundamentalmente en pisos donde se prostituyen inmigrantes captadas ilegalmente e introducidas en España con documentación falsa para ocultar su minoría de edad.


En Aragón, la Fundación O'Cambalach trabaja en 32 pisos donde se practica la prostitución, en su mayor parte ubicados en Zaragoza, así como en 15 clubes, dos prostíbulos, un punto de carretera y otro de calle, aunque, según Mazziotti, son muchos más los existentes.


En total, O'Cambalach atendió el año pasado a 1.055 mujeres dedicadas a la prostitución, y aunque entre un 80 y un 90 por ciento de ellas eran o habían sido víctimas de trata, sólo dos decidieron denunciar su situación.


A este respecto, la asesora jurídica de la Fundación ha explicado que estas mujeres, todas con un perfil muy similar en cuanto a su origen (países del Este), años (entre 16 y 22) y situación de desprotección, se encuentran desprotegidas habitualmente tanto por las personas que demandan sexo como por quienes las explotan.


Tras asegurar que en el ejercicio de su labor se habían encontrado con casos de mujeres que debían pagar 200 euros por semana por estar en dichos pisos o que habían estado "a punto de ser asesinadas" por clientes, Mazziotti ha subrayado que en algunos casos "por 20 euros se juegan la vida".


La labor de su organización es prestar asesoría médica, psicológica así como recursos (vivienda o dinero) a estas mujeres, y tratar de ayudarlas a salir del mundo en el que viven.


Mazziotti ha explicado, sin embargo, que muchas de estas mujeres desconocen su situación real de "esclavitud" sexual a pesar de haber sido víctimas de redes de trata de blancas, y creen que sólo dependen de ellas mismas.


En el debate también ha tomado parte la coordinadora del Programa de Promoción de Salud y de Detección de Víctimas de Trata de Blancas de Médicos del Mundo en Zaragoza, Erika Chueca, quien desarrolla su labor exclusivamente en la capital aragonesa.


En declaraciones a los medios, Chueca ha explicado que el perfil la persona que ejerce la prostitución en Zaragoza es el de una mujer de unos 33 años, inmigrante, soltera, con cargas familiares y "estigmatizada" a nivel social.


Ha destacado que un diez por ciento de las mujeres que ejercen la prostitución en la capital aragonesa son españolas, aunque con un perfil diferente al de años atrás ya que su entrada en este negocio ilegal no son las drogas sino las dificultades económicas derivadas de la crisis.


La responsable del programa contra la Trata de Blancas de Médicos del Mundo en Zaragoza ha admitido, asimismo, que la prostitución se ha desplazado mayoritariamente a pisos, "donde las mujeres están más escondidas y tienes más dificultades para acceder a los recursos que necesitan".