"La música es el pretexto para juntarte con los tuyos"

Con cuatro discos y casi 80 canciones a sus espaldas, la Ronda de Boltaña volverá a revivir esta tarde la tradición de pasar casa por casa en plenas fiestas patronales de este municipio del Sobrarbe.

La Ronda de Boltaña, en Escanilla.
La Ronda de Boltaña, en Escanilla.
RONDADORS

Llevan desde el año 92 yendo con sus canciones de casa en casa, de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo; y con ellas viajan el recuerdo y las vivencias de las gentes del Pirineo. Enamorados de una Comarca que los vio nacer y cuya historia no dista demasiado de la de otros pequeños núcleos rurales de Aragón y otros rincones de España. "Empezamos a tocar por divertirnos y juntarnos en las casas hasta que nos unimos al grupo del 'Paloteao' y decidimos salir con un repertorio propio", recuerda Manuel Domínguez, miembro de los Rondadors. A día de hoy van ya 4 discos y casi 80 canciones que este fin de semana, en sus fiestas grandes, Boltaña volverá a revivir con la Ronda.


Recuperaron un acto que se había perdido siendo un grupo de aficionados, ¿cómo se animaron a dar el paso?

-Queríamos recuperar las rondas de casa en casa, pero también pensamos en hacer algo que hablara de cómo vivíamos aquí. A raíz de esas canciones, la gente nos empezó a llamar y luego nos animó a que las grabáramos como recuerdo. Nos las subvencionábamos nosotros, pero tuvimos la ayuda de toda la Comarca con el primer disco. Dentro de nuestras posibilidades intentamos ir siempre aquí y allá, donde nos llamaban; y desde entonces, hasta ahora.

Les hemos visto tocar en el Pirineo, en Zaragoza, en Barcelona… ¿es como cantar ahora en fiestas?

-Es muy diferente… Las canciones propias marcan mucho. Hemos hecho algo muy especial recuperando el acto tradicional de la ronda utilizando nuestras canciones, pero como consecuencia de esas canciones nos subimos al escenario. Son dos tipos de actuación, aunque como la ronda no hay nada: por la frescura, porque es una ocasión de compartir con toda la gente de la Comarca, los que han estado fuera y los que vienen nuevos, una oportunidad de conocer también los pueblos.


La Ronda de Boltaña, en Lanuza

Y han creado un vínculo con muchas personas a través de esas letras…

-Desde luego aquí en la Comarca el hecho de que nos decidiéramos a hablar de cosas de aquí fue un golpe muy fuerte. Fue una impresión que nosotros la sentimos. Nos sentimos empujados, aupados, acompañados… la gente respondió con mucha emoción y mucho orgullo de que por fin se hablara de sus cosas, y más cuando vieron que esas historias que hablaban de aquí, la gente de fuera las valoraba. Uno se reafirma cuando ve que lo suyo le gusta a los demás, y aquí quizás no había habido esa sensación antes.

Recuperaron la fiesta pero con todo un repertorio propio.

-Sí, y muchas de las cosas que contamos son comunes al resto de Aragón y del mundo rural. Hemos ido a otros pueblos de España y lo entienden porque la temática es la misma. Creo que el hecho de que hablemos de cosas de aquí es lo que más ha potenciado que se escuche a la Ronda. Si nos hubiéramos limitado a recuperar solo el acto tradicional, lo que es la fiesta, con un repertorio que no fuese nuestro o fuese menos comprometido con la vida del Pirineo, el acto sería otra cosa diferente.

¿Tienen en el grupo una canción suya que sea la favorita?

-Es muy difícil elegir una… Nosotros vemos que están muy repartidos los gustos porque hemos hablando de muchas cosas. La hay según el tema del que trate y el lugar donde estás.

¿Qué temas no faltan nunca en sus actuaciones?

-Hay varias que allá donde vamos la gente siempre nos pide… 'El País Perdido' fue declarado himno por la Comarca y siempre terminamos la ronda con ella. Pero hay otras muchas: 'Habanera triste', con el tema de los pantanos; 'Mermelada de moras', que es una canción que está a un nivel diferente, más melodiosa, más intimista; el 'Baxando t’a escuela', allí donde la gente se interesa por el aragonés... No hay una sola.

¿A qué se debe el éxito de sus canciones?

-Creo que el hecho de que te hablen de cosas que tú vives y tú sientes, de tu lugar, es algo que a todos nos gusta. Fue la razón fundamental de empezar a hacerlo nosotros. Este es un sitio que incluso en el imaginario común de los aragoneses es el punto de partida de Aragón, con sus fueros, con el Pirineo; y ves que no se estaba valorando, que no lo estábamos poniendo en valor, utilizando ese caudal de tradiciones, de leyendas, de mitos que hay aquí y que son comunes a todos los aragoneses.

¿Les sirvieron de inspiración otros grupos locales?

Para mí todo lo que se había hecho aquí era inspirador: el grupo de San Juan de Plan, el Biello Sobrarbe de Aínsa… La Comarca era un punto de partida de la historia aragonesa con mucha repercusión para los que se interesan por el tema y siempre tuvimos muy claro que lo que se hablara de aquí, si lo hacías suficientemente bien, se entendería fuera.

¿Dónde reside el encanto del Sobrarbe?

-En sus valores. No tenemos estaciones de esquí, pero ni falta que nos hacen. Tenemos otras cosas que hay que defender porque si no todo el Pirineo va a ser igual. Aquí tenemos un núcleo en el que lo más importante es todavía la naturaleza y ojalá lo fueran también la cultura y las tradiciones.

Actuación de la Ronda de Boltaña en el Sobrarbe

Hay canciones, que además de reivindicativas, tienen alguna dedicatoria especial. ¿Cómo logran que se identifique tanta gente?

-Uno siempre habla de lo que tiene cerca. Por ejemplo, en el caso de La Condesa del Sobrarbe, quise dedicarle una canción a Teresa, mi hija mayor, pero también piensas: 'no puedo hablar solo de lo mío, tengo que hablar de algo que pueda llegar a los demás'. Ella era una niña que estaba creciendo aquí y se me ocurrió que podía servir como ejemplo de todas aquellas niñas y mujeres que viven en el Sobrarbe y reflexionar acerca de su futuro. Hablas de lo tuyo porque lo sientes, pero haciendo que los demás puedan entenderlo, y al final las canciones guardan relación con la gente para que todos puedan compartir ese sentimiento.

Por ejemplo, Mermelada de Moras...

-Esa canción, la historia de un emigrante aragonés en Cataluña, es mi padre. Pero la historia que cuenta es inventada. Los escenarios y los sentimientos son eso. Tú los puedes transmitir porque los vives, pero por otro lado no eres tú solo, sabes que estás hablando de otra mucha gente y eso es lo que se intenta.

Han hecho temas comprometidos, pero ¿quedan todavía muchas cosas por reivindicar en la Comarca?

-Hay que reivindicar y defender muchas cosas, pero otras también son para disfrutar o explicar los sentimientos de sus gentes. Nos gusta también hablar de la fiesta y de los sentimientos y la melancolía que van con ella.

¿Cuál es el sentimiento más fuerte del que hablan en sus canciones?

-El más fuerte de todos es el de aquel que ha tenido que irse de su casa. Aquí es un tema que te sale al paso en cualquier lugar y en cualquier momento porque las casas se han quedado vacías, la gente se ha ido a vivir fuera… 'La Casa caída' habla de todo esto, pero quizás tengamos más reivindicaciones culturales y del sentimiento de extraño lugar donde uno vive.

¿Ese sentimiento que lleva consigo la despoblación está todavía vivo?

-Totalmente, quizás sea el sentimiento más vivo porque es algo que ya se ha vivido. Sobrarbe es una parte de un conjunto que ha vivido lo mismo. Tenemos todo un valle despoblado al lado, que es el de la Solana, y otro despoblado al otro por razones diferentes, como es el de la Guarguera. Es estar en el centro del problema, de la vida, de lo que sucedió aquí a mitades del siglo pasado cuando la sociedad cambió y realmente la gente o se tuvo que marchar o la echaron. Esto marcó tremendamente la vida de los que se quedaron, de los que volvieron o de los que vinieron de fuera.

A pesar de todo, es una Comarca que sale adelante…

-Sí, el propio hecho de que ya no haya tanta población, quizás permitiría adaptarnos a las nuevas situaciones. Hoy la gente que vive aquí tiene que vivir de la naturaleza, del turismo bien gestionado. Si sabemos adaptarnos a eso, sería hasta una comarca especial por la ausencia de pistas de esquí, de un turismo más invasivo… Este no es lugar para grandes explotaciones y grandes industrias, aquí tenemos que acostumbrarnos a vivir de lo que hay y a conservar lo que hay: una agricultura y una ganadería mínima que permita lo que permita naturalmente el terreno.

Y en el caso de la Ronda, ¿qué ha cambiado en estos años, desde que empezaron?

-Hemos limitado un poco las rondas a solo la Comarca. Ir a tocar fuera nos encanta porque es la manera de relacionarte con gente a la que le han gustado tus canciones o que las puede descubrir, y eso es muy bonito. Ahora bien, la ronda va íntimamente unida al lugar en el que se hace y el lugar para hacerlo es aquí, en el Pirineo.

Veinte años después... ¿se siguen emocionando con la respuesta de la gente?

-Sí, para nosotros cada sitio es especial y sobre todo lo que nos llama la atención es la emoción y el cariño con los que nos reciben. Hay canciones, incluso, que cuentan ese ambiente. 'Relájate y ronda' habla de cómo nos vemos nosotros y del hecho de que mientras tú estás cantando, la gente está hablando alrededor porque se junta después de un año sin verse, y entendemos que eso es parte del sonido de la Ronda. La gente viene a oírte, pero viene también a encontrarse con los vecinos, a recorrer el pueblo, a pasar casa por casa, a volver a sentirse viva después de esos meses en los que aquí no hay casi nadie. La ronda como acto es mucho más que la música: están los porrones, la comida, los bailes, la albahaca, la charrada, los juegos de los niños alrededor… La música es el pretexto para juntarte con los tuyos.