Huesca

Pirineo, tierra de misterios

Aprovechando el tirón turístico, varias localidades oscenses han iniciado programas que vuelven a poner en boga algunas de las leyendas e historias del Pirineo.

Una réplica del Santo Grial
Una réplica del Santo Grial
SAN JUAN DE LA PEÑA

Las montañas de Aragón siempre han sido propicias al misterio. La historia de los pueblos del Pirineo se ha ido mezclado durante siglos con leyendas de brujas, mitos, y reliquias encerradas en las voces de los más mayores, que ahora se empiezan a recuperar gracias al turismo y a una nueva serie de propuestas que miran el pasado sin perder de vista el futuro.


Las tradiciones e historias más perdidas reaparecen este verano en varios municipios de la provincia de Huesca con el afán de conseguir un añadido a los paisajes y actividades que se proponen cada año. Un regreso a leyendas míticas como la del Santo Grial o los cuentos de la Sierra de Guara que recuperan la esencia de un territorio que había dejado "estos aspectos de lado".


"La historia era ya uno de los mayores filones que tenía la provincia para atraer turismo", explica, Fernando Blasco, del departamento de Turismo oscense, "pero en los últimos dos veranos se están llevando a cabo cada vez más campañas para hacer que el acervo cultural de la zona vuelva a ganar peso".


El monasterio de San Juan de la Peña y su entorno han sido siempre uno de los mayores referentes culturales -y ahora turísticos- de la Jacetania. "Ahora están llegando más peregrinos que de costumbre", afirman desde el servicio de guía del monasterio, que por ubicación, historia y tradición junta todos los ingredientes necesarios para "aquellos que buscan conocer la historia con un toque de misterio".

De el Santo Grial a las 'Güixas' de Villanúa

Y es que la Jacetania junta varios de los puntos clave de la ruta que el supuesto Santo Grial realizó por nuestro país hasta acabar en la catedral de Valencia. Según los estudios publicados en 1960 por el profesor de la Universidad de Zaragoza Antonio Beltrán Martínez, máximo referente en la materia hasta su muerte en 2006, el cáliz llegó a Aragón procedente de Roma en el año 258, para después recorrer desde Huesca varios monasterios a partir del siglo VIII, buscando esconder tan valiosa pieza de la invasión musulmana, alojándose en San Juan de la Peña durante más de dos siglos.


De este modo, en la comarca, monasterios como el de San Pedro de Siresa o San Adrián de Sásave, en Borau, también se cuentan como posibles receptores de esta reliquia antes de que el rey Alfonso V la depositara en Valencia en 1416.


"Es muy enriquecedor añadir contenidos históricos o míticos a lo que ya ofrecíamos", explican en la Oficina de Turismo de Villanúa, pueblo que ha añadido a las visitas de las Cuevas de las Güixas una propuesta de visitas teatralizadas que permiten encontrarse en el camino con varios de los personajes que las habitaron.


"En el camino te cruzas con los maquis que estuvieron después de la Guerra Civil, o con algunas de las brujas que se refugiaron en ellas", como es el caso de Guirandana de Lay, acusada de brujería y quemada en Jaca en 1461. "Hay textos y escritos que relatan todos estos hechos", aseguran desde Turismo, que organiza estas visitas todos los sábados del verano.

Explotar historias de siempre

En Alquézar, en el Somontano, también se ha apostado por dar un "ingrediente extra" a las rutas por el entorno del pueblo con un recorrido en el que los propios visitantes deben encontrar a una serie de Hadas distribuidas por la zona para saber "un poco más sobre la historia del pueblo".


"Invertimos bastante tiempo cada año en buscar nuevas vías para llegar a la gente", señalan desde Alquézar, uno de los lugares más asentados en el panorama turístico, donde vieron como en 2012 se pasaron por sus oficinas más de 31.000 personas.


La noche cerrada, y los ruidos del bosque puede ser algo que no atraiga a todo el mundo, pero en Biescas se han lanzado a probar otra fórmula que atraiga a los más curiosos. Desde el 19 de julio y hasta finales de agosto se organizan en los alrededores del valle de Tena el programa 'Noches mágicas', que organiza actividades como la observación de las estrellas o la participación en la creación de las pócimas que las brujas de la zona realizaban. Una propuesta alternativa que, sin embargo, no cuenta con seguro ante posibles hechizos.