Benasque

"Ahora, toca seguir adelante y disfrutar del verano"

Una semana después de que dieran comienzo las lluvias que provocaron las riadas del Pirineo, vecinos y hosteleros miran hacia el futuro con esperanza.

Imágenes de la riada
Imágenes de la riada
COKETM ROBLES

Después de la tempestad, como suele decirse, llega la calma. Ahora, en el valle de Benasque, cuando se cumplen una semana del comienzo de las lluvias que dieron origen a las riadas de la semana pasada, es el momento de mirar hacia delante con energías renovadas. Para vecinos, comerciantes y hosteleros la hora de arreglar los desperfectos causados por las riadas y también, de mirar con ilusión hacia el verano que acaba de comenzar en la que es una de las zonas turísticas con más encanto del Pirineo. Mientras, permanece entre los vecinos un sentimiento de unidad y colaboración que no pudo llevarse el río.


"Cuando voy caminando por la calle, veo bajar el río y el agua se ve completamente limpia y clara", asegura Jorge Robles, vecino de Benasque. Jorge fue desalojado de su vivienda cuando el Ésera comenzó a mostrar toda su fuerza a causa de la tormenta. La familia Valero, como él mismo relata, les ofreció alojamiento en el hotel Aneto, cuyos residentes, más adelante, también tuvieron que ser reubicados por miedo a la crecida. Se abrió para ello el Hotel El Pilar, que permanecía cerrado hasta el momento.


"Ahora estamos de vuelta en nuestra casa sin peligro, tenemos agua corriente de nuevo, aunque todavía no es potable y tenemos que abastecernos de un camión cisterna aparcado en la plaza", relata Jorge. Asegura que tanto él como sus vecinos se muestran, tranquilos tras las medidas llevadas a cabo después del temporal. "En principio, no tememos que vuelva a pasar algo así, se ha limpiado el cauce del río y el volumen de agua es ahora mucho mejor", indica. Como explica este vecino, los accesos y los servicios a la localidad han sido ya restituidos y no tiene nada más que buenas palabras tras las actuaciones llevadas a cabo tanto por las fuerzas de seguridad que actuaron en durante la catástrofe natural como por los vecinos de la zona. "Todos ayudaban sin preguntar nada, en Linsoles y Anciles han estado achicando agua de garajes completamente cubiertos por el agua, ha habido agentes que han trabajado incluso 60 horas seguidas y vecinos que han ayudado con sus vehículos a realizar los desalojos", relata Jorge.

"Los primeros momentos fueron de nerviosismo"

En el hotel Aneto, nombrado anteriormente por este vecino de Benasque, se respira también normalidad. "El primer momento de desalojo lo pasamos con nerviosismo, cogimos provisiones de los almacenes y repartimos comida como pudimos, no contábamos con muchos servicios en el otro establecimiento y había que adaptarse según las circunstancias", señalan fuentes del citado establecimiento hostelero. Dieron cobijo a un total de 110 personas, entre clientes, familiares y "algún vecino y visitante que no encontraba donde dormir". La propia familia que regenta el hotel fue también desalojada de su domicilio. "Se presenta un verano duro, pero no por lo que ha hecho la naturaleza, sino porque la actual situación económica es la que es. Ojala recibamos ayudas para arreglar los desperfectos causados. Ahora, a seguir adelante y a disfrutar de un verano que empieza ya", añaden dichas fuentes.


"Ahora en las zonas más llanas del río se ven muchas piedras, pero la sensación es de normalidad. Ha ayudado mucho que desde el segundo día se restablecieran los accesos a Benasque y desde el tercero, a Llanos del Hospital". Son, por otra parte, las palabras de Diego Hinojal, sargento comandante de la Guardia Civil del puesto de Benasque. Destaca, además, la colaboración y coordinación entre los distintos cuerpos de seguridad que participaron en el dispositivo de emergencia desplegado con motivo de la riada, así como de los propios vecinos para el buen desarrollo de las operaciones, en especial de los desalojos, que tuvieron lugar, como indica, de forma "rápida y sencilla y con la colaboración de todo el mundo". Solo de la Guardia Civil se movilizaron un centenar de agentes, tanto de Huesca como de las localidades vecinas, muchos de los cuales alargaron sus turnos en función de las necesidades de la población. "La lluvia impedía, además, el buen desarrollo de las comunicaciones y tuvimos que hacer uso de teléfonos particulares", relata el agente. Confía, por otra parte, en que la zona se llene pronto de turistas con la llegada del buen tiempo. "Me gustaría invitar a todo el mundo que lo desee a disfrutar de esta zona, que cuenta con unos espacios naturales son extraordinarios", asegura el sargento.