Huesca

Objetivo: quitar el miedo a ir al dentista

Los estudiantes de Odontología de Huesca cuentan con una lista de espera de más de un año.

Una estudiante realiza sus prácticas de odontología
Objetivo: quitar el miedo a ir al dentista
J. SÁNCHEZ

Todavía son estudiantes en prácticas, pero tienen una lista de espera de más de un año. Los alumnos de los últimos cursos del grado de Odontología del campus de Huesca tratan cada día a decenas de pacientes desde los 16 sillones de la clínica universitaria de la calle Velódromo, como haría cualquier otro profesional en su consulta. Pasados los nervios de las primeras sesiones, se sienten orgullosos al afirmar que están logrando que sus pacientes pierdan el miedo a visitar al dentista.


“Se trata de una labor verdaderamente gratificante. Después de haber realizado muchas prácticas con maquetas, te das cuenta de que has aprendido no solamente a realizar los tratamientos necesarios en cada caso, sino también cómo tratar a cada paciente”, asegura Alejandro García, quien ha viajado a Huesca desde Málaga para cursar el grado. Son capaces de llevar a cabo cualquier tipo de tratamiento, salvo, como recuerda Alejandro, “ortodoncias y cirugías mayores”. “Solemos hablar con los pacientes para tranquilizarlos, cada uno de nosotros tenemos una decena, a los que seguimos durante un año o año y medio y al final, los vamos conociendo y van cogiendo confianza”, asegura este joven.


“Los pacientes vienen aquí porque estamos casi a punto de salir a trabajar, es nuestro primer contacto con ellos y trabajamos con mucha ilusión”, señala Gonzalo Samper, estudiante procedente de Zaragoza. Al principio, asegura, sus primeros clientes vienen “con miedo”, pero después, añade, “te agradecen que hayas intervenido en su salud para bien”. Asegura que la lista de espera con la que cuenta el centro significa que la gente respondiendo de forma positiva a los servicios que ofrecen. Hace hincapié además en la calidad de las instalaciones de la clínica en la que realizan sus prácticas, además de la profesionalidad de los docentes que les asisten en cada intervención en el caso de que sea necesario. “Tuvimos un paciente que tenía fobia al dentista y vino obligado por su madre. Al final, nos dijo que le habíamos quitado el miedo e incluso venía contento”, recuerda Gonzalo.

“Las prácticas nos dan seguridad”

Su compañero Arturo Guerrero es natural de Madrid. Asegura que le ha gustado esta profesión desde siempre. Con las prácticas se adquiere, asegura, “mucha seguridad, ya que, a pesar de conocíamos la teoría y el instrumental antes de venir aquí, todo cambia cuando tienes delante al paciente y te cuenta lo que le pasa”. En ocasiones, comenta, se presentan casos complicados y los nervios pasan del paciente al facultativo. Sin embargo, como dice este joven, hay que asumirlo y mostrarse tranquilos en todo momento, ya que en el futuro, “tendremos que saber solucionar estas situaciones por nosotros mismos”. Entre las patologías que llevan a más pacientes a la clínica universitaria se encuentra, comenta: “el dolor de muelas de toda la vida”, aunque también conocen pacientes que acuden por motivos de estética. La mejor prevención, recomienda Arturo es así: “la limpieza diaria después de las comidas, además de evitar el azúcar”.


“Al principio nos parecía todo muy difícil, a pesar de las prácticas con moldes de resina y con dientes naturales ya extraídos, pero después, una vez que te pones a ello, ya no lo es tanto”. Son las palabras de otro estudiante, Álvaro Argón, de Zaragoza. El hecho de trabajar con diferentes compañeros en las diferentes enfermedades que presentan los pacientes, asegura, “enriquece mucho el tratamiento”. “Los pacientes están contentos con el trato que les damos y nosotros, con el resultado de los tratamientos y la relación es muy buena”, apunta Álvaro.-