Jacetania

El forense dice que la puñalada que mató al soldado en Jaca no era especialmente grave

La herida tenía 6,5 centímetros de longitud pero sólo 3 de profundidad, por lo que en principio no debía ser considerada como una lesión especialmente grave.

El forense que ha declarado hoy en el juicio con jurado contra el exsoldado profesional de origen venezolano Dióscar A.G. por el homicidio del soldado gijonés Iván Castiello en un acuartelamiento de Jaca (Huesca), ha asegurado que la herida con arma blanca sufrida por la víctima no revestía especial gravedad.


La tercera sesión del juicio celebrado en la Audiencia de Huesca por estos hechos, ocurridos la madrugada del 11 de diciembre de 2009 en el acuartelamiento jaqués de San Bernardo, se ha centrado en las opiniones de los forenses sobre la herida y la atención médica que recibió por parte de los servicios de emergencia.


Según los especialistas, la herida que causó el procesado al joven Iván Castiello tenía 6,5 centímetros de longitud pero sólo 3 de profundidad, por lo que en principio no debía ser considerada como una lesión especialmente grave.


En su opinión, la muerte del joven soldado no tuvo su origen en la herida en sí sino en los vómitos que le produjo y en la incapacidad de la víctima para eliminarlos a pesar de los esfuerzos de los servicios de emergencia para proporcionarle oxígeno.

Los forenses han rechazado, sin embargo, las tesis de la defensa del procesado en relación a una praxis médica inadecuada, y han expresado su convicción de que la atención que recibió fue correcta y se ajustó en todo momento a los protocolos de los servicios de emergencia.


Fiscalía y acusación particular en representación de la familia del fallecido han insistido, sin embargo, en sus respectivos informes en que la herida fue el detonante de la muerte de Iván Castiello, por lo que han insistido en mantener sus cargos contra el acusado. Ambas acusaciones entienden que Dióscar A.G., al que sus compañeros tacharon ayer de "impulsivo y agresivo", apuñaló intencionadamente a su víctima, a la que, según estos testigos, ya había amenazado con anterioridad.


Según el relato de los dos jóvenes soldados que compartían habitación en el cuartel con el acusado, sobre las 02.00 horas de la madrugada del 11 de diciembre de 2009, Dióscar A.G. llegó a la estancia dando gritos y encendiendo las luces.


El acusado, que en su declaración aseguró no recordar nada de lo sucedido, tomó con su mano izquierda una navaja y salió al pasillo profiriendo gritos y amenazas contra la víctima, que se presentó en la habitación para pedir silencio antes de ser apuñalado.


El fiscal ha mantenido su petición de 10 años de prisión para el procesado por un delito de homicidio con la atenuante de embriaguez, y 15 años el acusador particular al entender que la bebida no debe considerarse una "patente de corso".


Ambas acusaciones han insistido en que el Ministerio de Defensa sea declarado responsable civil subsidiario en el pago de las indemnizaciones que oscilan entre los 56.000 y 200.000 euros ya que en el momento de producirse los hechos había un expediente de expulsión en trámite del procesado por un delito penal previo.


El letrado de la defensa ha reclamado la libre absolución de su cliente mediante la aplicación de una eximente completa por embriaguez total, ya que, a su juicio, el consumo de alcohol le había anulado de forma "completa" su conciencia y voluntad.


El defensor, a tenor de las declaraciones de los peritos, ha argumentado que todos los hechos se derivan de unas circunstancias atribuibles a la "mala suerte" ya que la herida no era grave en principio ni había sido asestada con fuerza.


El jurado, que se reunirá mañana para deliberar, ha sido citado a las 10.00 horas del próximo viernes para dar lectura a su veredicto, en el caso de que haya un acuerdo entre sus miembros.