FURTIVO PROFESIONAL

Un año de prisión para un furtivo por capturar cien pájaros cantores

El cazador, de Huesca y de 58 años, fue detenido el pasado día 4 por el Seprona.

Los agentes intervinieron redes, jaulas y reclamos electrónicos.
Un año de prisión para un furtivo por capturar cien pájaros cantores
G. CIVIL

El Juzgado de Instrucción nº 4 de Huesca ha condenado a un año de prisión a un cazador furtivo profesional, R. J. N., de 58 años de edad y vecino de la capital oscense, que fue sorprendido el pasado 4 de agosto por agentes del Seprona de la Guardia Civil en Igriés cuando llevaba capturados más de un centenar de pájaros cantores (fringílidos).


Con la ayuda de dos mallas que cubrían una superficie de 100 metros cuadrados en un campo de girasoles y unos reclamos electrónicos, había logrado capturar en el momento de su arresto casi un centenar de jilgueros, pajareles, verdecillos y verderones, destinados a su venta ilegal ya que todas están incluias en el catálogo de especies amenazadas de Aragón.

El cazador fue citado ayer a un juicio rápido acusado de un presunto delito contra la fauna y la Fiscalía y la defensa alcanzaron un acuerdo para que el juez dictara una sentencia de conformidad de 12 meses de cárcel, según indicaron fuentes próximas al caso.


El Seprona de la Guardia Civil le intervino 8 redes japonesas (un método no selectivo), tensores, varias jaulas pequeñas y dos

grandes cajones para transportar a los animales atrapados. Los reclamos incautados tenían un tamaño similar al de un transistor y en función de su sofisticación, solían tener de 6 a 12 cantos distintos, que reproducen con una gran fidelidad los sonidos que emiten el pardillo, el jilguero, el pinzón, el verderón, la alondra...


Los animales capturados fueron anillados para su control y devueltos a su medio natural por los agentes, si bien antes necesitaron de la colaboración del propio detenido para liberar a los pájaros, una labor muy delicada.


Es la tercera operación desarrollada este año por el Seprona contra grupos dedicados a la captura y venta de los fringílidos en mercados negros de Cataluña y Levante, donde algunas aves pueden alcanzar hasta 3.000 euros.