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La iglesia de San Lorenzo se pone a punto para celebrar el día grande

Un grupo de voluntarios ha dispuesto la imagen del patrón, limpiado el templo y arreglado la ropa litúrgica.

Un voluntario ultima los detalles de la vestimenta que San Lorenzo lucirá la semana festiva.
La iglesia de San Lorenzo se pone a punto para celebrar el día grande
JAVIER BLASCO

Mientras en la ciudad se aceleran los trabajos para que todo esté a punto cuando el día 9 estalle el júbilo laurentino, la basílica dedicada al patrón no es ajena al ajetreo. Un numeroso grupo de feligreses lleva varios días preparando hasta el último detalle para que el templo reluzca el 10 de agosto como ningún otro día del año. Un ingente trabajo que se afronta con emoción y se hace solo por fervor a San Lorenzo.


Pilarín Susín, Gloria Liesa, José Miguel García... forman parte de ese voluntarioso y privilegiado grupo de personas que está muy cerca del santo y que prepara y vive la fiesta de una manera muy especial. Durante las últimas semanas han lavado y planchado con esmero las albas, casullas, estolas y demás ropajes litúrgicos que emplearán los sacerdotes de la parroquia en los actos religiosos. También los manteles que cubren los altares y sobre todo la ropa que llevará la imagen de San Lorenzo en su capilla, que es especialmente visitada estas fiestas.


Todo está ya a punto. El jueves, todo el ejército de voluntarios estaba desplegado en el templo. Un grupo de mujeres fregaba el suelo, otras quitaban el polvo y lustraban los altares, los candelabros, las rejas... Y en la capilla del santo, con profundo respeto y devoción, se procedía a cambiar a la imagen la casulla de seda que llevaba por otra de terciopelo rojo y oro que lucirá durante estos días.


Hoy le toca el turno a la peana. Lourdes Plana y Angelines Palacio dedicarán las primeras horas de la mañana a quitarle los embalajes que la protegen de un año a otro, luego la limpiarán, como vienen haciendo hace una veintena de años, con sumo esmero para no dañarla, le colocarán las faldas y la prepararán de modo que esté impecable para recibir el busto del santo, que se guarda en un armario de la basílica. «Lo hacemos por fervor a San Lorenzo y para nosotras en una gran satisfacción», dijo Lourdes Plana.


La peana se ornamentará la misma mañana del día 10, antes de la procesión, con docenas y docenas de gladiolos rojos que, como cada año, llevan Antonio Calvo y Maite Guillaumet, de La Reina de las Flores ,y que simbolizan el fuego del martirio que sufrió el santo en la parrilla, y la verde albahaca, típica de la huerta oscense, que cultiva Jesús Elfau. Los primeros en llegar son los floristas, que desde hace casi 30 años se ocupan de esta labor y colocan uno a uno los gladiolos. A continuación Elfau situará la albahaca. Más de cuatrocientas matas. Las mejores irán a la peana y las restantes se convertirán en pequeños ramilletes que se darán a los oscenses que acuden en su busca a la iglesia.