LOS TRABAJOS SE DEMORAN

El derribo de las harineras está pendiente de las medidas ambientales

El Ayuntamiento ha marcado a la Junta de Compensación una serie de prescripciones sobre los escombros y las afecciones.

Uno de los camiones que ha transportado la maquinaria de derribo en las instalaciones de Porta.
El derribo de las harineras está pendiente de las medidas ambientales
F. PAúLES

Estaba previsto que el derribo de las dos fábricas de harina del centro de Huesca se iniciara a finales de este mes, pero las prescripciones fijadas por el Ayuntamiento para el desarrollo de los trabajos puede demorar el comienzo de la operación, que se desarrollará durante dos meses.


La Junta de Compensación había presentado el proyecto de demolición a los responsables municipales y estaba pendiente de obtener la autorización para firmar el contrato con la empresa que se hará cargo de los trabajos. El lunes por la tarde, los representantes de la junta recibieron un decreto de Alcaldía al que se adjuntaba un documento elaborado por los técnicos municipales solicitando que se garanticen un conjunto de condiciones de carácter medioambiental.


La alcaldesa, Ana Alós, entiende que la presentación de estas medidas no tiene por qué retrasar en demasía el inicio de los trabajos. «Pero es necesario garantizar, por ejemplo, la gestión de los escombros que resulten de la demolición un plan de entrada y salid de vehículos que afecte lo menos posible a la circulación de la zona», apuntó Alós.


Las peticiones del Ayuntamiento sorprendieron a la Junta de Compensación, que confiaba en la pronta concesión del permiso de derribo de forma que el trabajo quedara culminado para mediados de octubre. Incluso ya han llegado a Huesca algunos camiones con la maquinaria necesaria para acometer esta demolición.


Según el plan de acción, los silos y edificios más altos serán los primeros en derribarse. El depósito de metal de Harinas Porta va a desmontarse. Para la segunda quince de agosto, después de las fiestas de San Lorenzo, esta previsto acometer la demolición de las zonas que miran hacia la avenida de Harinas Porta y de las naves de Lamusa.


El coste de los trabajos de derribo está incluido dentro de los gastos generales de urbanización (más de 50 millones de euros) y correrá a cargo de la Junta de Compensación, órgano que integran los propietarios del polígono donde están las fábricas de harina y otras pequeñas empresas.


Esos cinco negocios continuarán funcionando, al menos, hasta 2014, cuando se estima que puedan comenzar las obras de urbanización del recinto, de unas 8 hectáreas. En él se construirá unas 1.300 viviendas distribuidas en dos torres de 17 alturas, cuatro bloques de 15 plantas y varios edificios de 9 y 4 alturas.


Pero su desarrollo, debido a la crisis económica general y a la del mercado inmobiliario en particular, tardará años en completarse. El solar que quede libre tras el derribo puede permanecer, por tanto, mucho tiempo vacío. En este sentido, la alcaldesa no descarta ponerse con la propiedad para tratar de alcanzar un acuerdo que posibilite el uso del terreno como aparcamiento provisional, tal y como se ha hecho con la plaza de la Moneda, en el centro histórico.


Según Alós, el de las harineras puede ser uno de los solares que el equipo de gobierno popular quiere disponer como espacio de estacionamiento mientras se construye el aparcamiento subterráneo de la plaza de San Antonio, necesario para la peatonalización de los cosos. «No obstante, habrá que hablar con los propietarios y analizar las condiciones del terreno, que quedará del todo libre», dijo la alcaldesa.