La entrada en vigor de la peatonalización de la plaza de López Allué, en el centro histórico de Huesca, se anunció para este mes, pero la medida ha quedado pospuesta a la espera de lograr un consenso por parte de los vecinos y comerciantes de la zona. El bolardo para limitar el acceso del tráfico, que ya está colocado, se levantará cuando en este espacio se celebren mercados o ferias. Así lo ha decido el alcalde, el socialista Luis Felipe, que reconoció que la decisión de peatonalizar totalmente la plaza se adoptó de forma «precipitada» y ha aplazado cualquier decisión al respecto para después de las elecciones.

La Asociación de Vecinos del Casco Viejo Osce Biella no comparte este argumento. Su presidenta, Susana Oliván, señaló que «no puede hablarse de precipitación cuando hace dos años, desde que se renovó la plaza, que estamos hablando de su peatonalización». Oliván expresó su doble decepción porque «una vez más, los intereses particulares frenan el avance de la ciudad» y porque «desde el ayuntamiento no nos han comunicado que se paraba».

La presidenta de Osce Biella, que también está al frente de la Federación de Barrios Osca XXI, manifestó que han sido muchas las horas empleadas y las reuniones mantenidas para decidir por dónde tenía que moverse el trafico cuando se cerrara la única arteria de la plaza que quedaba en servicio. Asimismo, afirmó no entender en qué medida podía afectar a los comercios que los coches dejaran de pasar por esta vía: «Ahora tampoco se puede estacionar en la plaza, salvo los que abusan y aparcan ahí el tiempo que quieren».

A mediados de febrero, el área de movilidad anunció la intención de cortar a la circulación el único de los cuatro viales de la plaza de López Allué que estaba en uso y que comunica las calles de Moya y Sancho Abarca con la de Cuatro Reyes. El concejal José Manuel Ballarín explicó que se habían planteado a los vecinos tres alternativas para desviar los flujos de tráfico, pero que se garantizaba el acceso de los residentes a los aparcamientos de las viviendas las 24 horas y de los vehículos de carga y descarga.

La Asociación de Vecinos del Casco Viejo Osce Biella celebró una asamblea para elegir uno de los tres trazados, pero dejaron claro que era necesario disponer de zonas de aparcamiento en el propio centro histórico para facilitar el acercamiento de los ciudadanos a los establecimientos de hostelería y tiendas. Por su parte, los comerciantes hicieron pública su preocupación por la incidencia que la medida iba a tener en sus negocios, sobre todo en este momento económico. Mientras, las obras para colocar el bolardo, con un coste de casi 60.000 euros estaban a punto de terminar.

Decisión «precipitada»

Tras la asamblea un grupo de vecinos y comerciantes se entrevistaron con el alcalde a través de la Agenda Ciudadana, dijo ayer Luis Felipe. «Me transmitieron sus interrogantes y sus dudas acerca de una peatonalización general y el cambio de los flujos de tráfico en toda la zona», explicó. Fue entonces cuando optó por dar marcha atrás a la decisión tomada porque «era precipitada», según reconoció. Además de señalar que «la resolución no fue acertada» y que «se buscará el mayor consenso posible» para la peatonalización, Felipe apuntó que «cualquier medida que ahora se ponga encima de la mesa ya es objeto de la dificultad que conllevan los procesos electorales y no habrá posiciones claras por parte de nadie.

La presidenta de la asociación Osce Biella incidió en que el periodo preelectoral ha sido la clave en la paralización de esta medidas, «pero el alcalde también debe preguntarse qué impresión puede dar un ayuntamiento que titubea de esta manera y sobre todo, cuando se ha hecho una inversión de 60.000 euros».