Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

CENTENARIO DE JOAQUÍN COSTA

La conmemoración invita a conocer los escenarios vitales de una figura universal

Monzón, donde nació el polígrafo, rinde homenaje a su ilustre vecino con un museo, pero Graus aún no ha logrado abrir al público el despacho en el que redactó sus últimos trabajos.

Aragón ha organizado a largo de este año un completo programa de actos para rendir homenaje a Joaquín Costa, uno de sus hijos más ilustres, en el centenario de su muerte. Precisamente los reconocimientos se abrieron el pasado martes en Graus, localidad donde falleció, coincidiendo con la fecha exacta de la efeméride. Allí existe una estatua dedicada al polígrafo que se erigió pocos años después por suscripción popular entre todos los españoles, y una placa recuerda sus últimos años en la localidad en la fachada de la casa que habitó. Pero un siglo después de su muerte, todavía no ha sido posible abrir al público su despacho, que permanece intacto y donde se conservan su escritorio y buena parte de sus documentos. Las instituciones parecen haber acelerado las gestiones en los últimos tiempos, pero de momento la musealización de la casa y la digitalización de sus archivos sigue siendo solo un proyecto.


Bien distinto es el caso de Monzón, que vio nacer a Costa y cuyas calles fueron testigo de sus primeros pasos. La familia pronto se mudó a Graus, pero la capital mediocinqueña siempre ha llevado a gala su protagonismo en la biografía del pensador. Una muestra de ello es el homenaje que allí se le rinde cada 14 de septiembre, fecha de su nacimiento, y los premios que llevan su nombre, que se entregan ese mismo día.


Pero además, la ciudad permite a todos los interesados acercarse a su figura a través del museo puesto en marcha en la casa natal del polígrafo con abundante información sobre su vida, su obra y la convulsa etapa política en la que desarrolló sus trabajos y alumbró un pensamiento todavía vigente en muchos aspectos.