SOCIEDAD

«Sí, quiero... pero ante el Código Civil»

Los matrimonios celebrados en los ayuntamientos y en los juzgados ya casi duplican a los religiosos en la provincia de Huesca.

Clara Doto, de la tienda Pasarela Novias de Huesca
«Las ventas han bajado un 20%, igual es que la gente está esperando a que pase la crisis»
JAVIER BLASCO

La crisis económica y también la 'crisis de fe' han invertido claramente las formas de celebración de los matrimonios de la provincia de Huesca. En 2009, las bodas civiles superaron por primera vez a la religiosas y en 2010, según los datos recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) referentes al primer semestre, los enlaces oficiados en los juzgados y ayuntamientos del Alto Aragón (201) casi duplicaron a las ceremonias en las iglesias (110). Esta tendencia es similar a la del conjunto de España, que entre enero y junio de 2010 registró 76.381 matrimonios: 49.145 civiles (64%), 26.100 religiosos (34%) y 376 enlaces por ritos de otras religiones.


En la última década, el número de matrimonios ha experimentado un notable descenso en la provincia de Huesca. Prueba de ello es que entre los años 2000 y 2009 pasaron de 855 a 697 ceremonias anuales, es decir, casi un 20 por ciento menos. No obstante, esta bajada afectó únicamente a las bodas religiosas, que en ese mismo período cayeron a más de la mitad (de 664 a 308). Por contra, las ceremonias de carácter civil, que suelen tener un coste más asumible, han registrado un continuo aumento en esta última década hasta duplicarse, pasando de las 188 oficiadas en el año 2000 a las 384 de 2009.


Nicolás López, vicario de la diócesis de Huesca, cree que el descenso global en el número de matrimonios es consecuencia directa de que «se está extendiendo cada vez más la costumbre de vivir juntos pero sin formalizar una relación ni por lo religioso ni por lo civil». En el caso concreto de la diócesis oscense, el número de bodas se redujo en 2010, lo que atribuye a varias causas aunque la principal, a su juicio, es que «la celebración del matrimonio religioso es un compromiso de por vida y en esta sociedad en la que estamos viviendo, asusta porque solo asumimos compromisos muy concretos y temporales». En este sentido, también admite que algunas personas quizá eligen una iglesia solo porque les gusta más el protocolo de una celebración religiosa, «aunque no debería de ser por eso, tendrían que hacerlo por razones más profundas».

 

«La fe está disminuyendo»

El vicario de la diócesis oscense añade que las bodas celebradas por la iglesia requieren sobre todo de fe «y es cierto que hoy en día la fe va disminuyendo, sobre todo entre la juventud». A ello se une, en su opinión, que los jóvenes de hoy se sienten «totalmente libres» para decidir dónde celebrar su boda «mientras que antes podían tener condicionamientos sociales o familiares». Por último, Nicolás López niega que el hecho de tener que realizar un cursillo prematrimonial desanime a la gente a casarse por la iglesia, «porque ahora incluso se pueden hacer en un fin de semana», aclara.


Por otra parte, las estadísticas confirman que los altoaragoneses retrasan cada vez más la edad para pasar por el altar o ante el Código Civil. Así, los hombres se casan con una media de entre 28 y 36 años de edad y las mujeres, entre 25 y 36. La mayoría de los varones que contraen matrimonio tienen el graduado escolar o bachillerato superior, mientras que el nivel de estudios del colectivo femenino es mayor: graduado escolar o diplomaturas, ingenierías y arquitecturas técnicas.

 

20 bodas gais en cinco años

Además, cinco años después de que el Gobierno socialista legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo, el balance en el Alto Aragón arroja un total de 20 bodas gais, 15 de ellas entre hombres y 5 entre mujeres.


El Instituto Nacional de Estadística, por último, revela algunos datos curiosos como que en 2009 contrajeron matrimonio cuatro jóvenes con 17 años de edad (tres chicas y un chico) y 20 personas que superaban los 60 (14 hombres y 6 mujeres). Casi nueve de cada diez contrayentes estaban solteros, pero también volvieron a casarse 5 personas viudas y 163 divorciadas. El 21 por ciento de los matrimonios fueron entre personas extranjeras.