LAS PALMAS 1 - HUESCA 1

Tariq hace justicia con un golazo

El ariete remató de cabeza un gran centro de Camacho. En un duelo de poca pegada, Las Palmas se adelantó gracias a Javi Guerrero.

El banquillo oscense celebrá un gol.
Tariq hace justicia con un golazo
CANARIAS 7

Partido correcto, buena posesión, pocas opciones de gol, un gran tanto de Tariq y sigue la racha. Así podría resumirse el punto logrado en Las Palmas, que confirma la dinámica ascendente del conjunto azulgrana.


Onésimo dejó fuera de la alineación a Gilvan, que no es el mismo que el de antes de viajar a Brasil en el parón navideño. Cuando se marchó estaba que se salía del mapa y ahora parece que se ha dejado la chispa por ahí perdida. También es verdad que un enfriamiento ha podido mermarle algo durante la semana.


Pero la ausencia del carioca no impidió que el Huesca entrase muy fogoso en el partido. En diez minutos ya había sacado dos córners. Ochoa pudo marcar de cabeza en uno de ellos, pero se llenó de balón y lo envió por encima del larguero.


Más allá de estos acercamientos, el partido era de claro color visitante. El cuadro oscense robaba con facilidad en el centro del campo y salía con gracia a la contra. En dos o tres pases alcanzaba el borde del área. Con algo más de calidad en la última entrega habría creado mucho más peligro. Se barruntaba el gol pero sobraba precipitación en los momentos en los que la sangre fría decide.


La afición grancanaria asistía estoica a la imagen algo pusilánime que ofrecía el equipo de Paco Jémez. Aquí el mundo lleva un ritmo más sosegado para todo. Hasta para protestar. Así que el partido cogió sueño y se fue apelmazando. La espesura empezaba a gobernar. El Huesca ya no asustaba lo mismo, pero los canarios tampoco amedrentaban a Andrés.


En plena carencia de emociones, que marcase el Salamanca ante el Tenerife desató la algarabía popular. Mal de muchos consuelo de necios, explica el dicho. Pero por si alguien tenía remordimiento de conciencia, pronto remontó el Tenerife.


En el campo sucedía poca cosa. Sorribas gobernaba bien la parcela ancha y se afanaba en motivar a sus compañeros. Empieza a ser indispensable en este equipo.


Entre los canarios sobresalía la operatividad de Quero (ex del Numancia y Rayo Vallecano). Apenas levanta un metro del suelo pero su electricidad de movimientos le vale para desbordar.


Ni Barbosa ni Andrés tuvieron que hacer deberes extra, pasivos espectadores de un encuentro demasiado lánguido. El Huesca caía, en cierta forma, en la propuesta ambigua de un contrincante de intenciones honrosas pero frágiles desempeños.


Son de esos partidos en los que uno se emplea en función de lo que le fuerzan. Y el Huesca sentía que con un poco de organización maniataba por completo al rival y que el paso de los minutos podría treaerle algún premio adicional.


A la afición amarilla le salva el clima. Porque tragarse estos bodrios de su equipo con otros aires tiene que ser dura penitencia, pero hacerlo con más de veinte grados a las siete de la tarde y una luz oceánica es otra cosa.


Cuando parecía que ambos equipos iban a enfilar sin mancha el camino hacia los vestuarios, aparecieron los dos nombres más determinantes de la Unión para obrar el descosido. Guayre cayó al costado izquierdo del ataque isleño. Allí recortó con maestría a Molinero y después puso la pelota en zona de oportunistas. Allí surgió Javi Guerrero para batir a un Andrés desubicado por la propia dinamita de la acción.


Cuarenta y cuatro minutos de notable tedio -menos los diez primeros del Huesca- y uno para cambiar el decorado. Sensaciones que recordaban a las de un mes antes en Valladolid, donde no pasaba nada ni parecía que fuera a pasar hasta que sucedía.


Gilvan entró en la segunda parte por un Ochoa 'tocado' y Helguera se alojó como central junto a Echaide. El brasileño salió con ganas. En la primera jugada se fue de dos hombres y sirvió el pase de la muerte. Solo que no había 'asesinos' preparados.


Roberto sufrió un estiramiento muscular, pero antes de ser sustituido por Tariq tuvo la habilidad de ganarse una amarilla para completar ciclo y al menos quedarse limpio si no se ha recuperado para la visita del Girona.


Pocos minutos después de entrar en el campo, Tariq alcanzó la notoriedad que persigue todo delantero. Un excelente centro de Camacho lo mandó para dentro de formidable testarazo, de esos que da tiempo a imaginar un segundo antes de proceder. Era, sin duda, el desenlace más justo para un encuentro de exposiciones muy similares, con más ruido que nueces en realidad, y que sirve para creer aún más en la solidez de la escuadra azulgrana.