BALONMANO

Los errores propios derrotan al Obearagón

El equipo de Nolasco pierde ante el Anaitasuna el coliderato y su imbatibilidad en casa durante esta temporada. Gran partido en el Palacio de los Deportes.

Julio Rodríguez se retira abatido. El portero del Obearagón recibió el ánimo de sus compañeros.
Los errores propios derrotan al Obearagón
R. GOBANTES

Los genios dan y quitan la gloria. Los porteros excelsos son capaces de aguantar las embestidas del rival en la última muralla. Pero tienen la otra cara; la de no saber por qué hacen una diablura y enmudecen la grada atónita por el impensable fallo. Ayer, Julio Rodríguez que ha salvado (y salvará) al equipo en numerosos encuentros cometió un error que a la postre dio el triunfo al Anaita. Una maldita jugada desalojó al Obearagón de sumar al menos un punto. Julio Rodríguez se derrumbó sobre el parquet del Palacio; sus compañeros fueron a reconfortarlo, la grada coreó su nombre. Porque Julio es un porterazo y porque su fallo no puede ser la excusa de la derrota contra el equipo de Pamplona.


El de ayer fue un partidazo. El más tenso que se recuerda en el Palacio desde hace mucho tiempo. Con dos escuadras vaciándose sobre la pista. Con polémica, bronca, buen juego a ratos y con todo la carga que tiene este espectacular deporte.


Obearagón perdió porque cometió algún fallo más que el Anaita. Fue un duelo de poder a poder. Con David Rodríguez buscando la bronca como él solo sabe, con Harsany firmando sus latigazos, exclusivos cuando juega contra Huesca y con el conjunto de Nolasco fiel a su libreto. La defensa del Obearagón mantenía a Esteban en el adelantado, con Grau y Bertos escoltándole. Bartolomé echaba la cancela y Cano con Ancizu taponaban los extremos. El Anaita conseguía entrar por las fisuras y martilleó a Jorge Gómez desde los 6 metros. Los navarros casi siempre viajaron por delante con ventajas de uno o dos tantos. Solo se despegaron para llegar al descanso con tres goles a su favor tras una más que polémica decisión de la pareja arbitral, muy protestada, en un encuentro difícil de pitar.


En ese primer tiempo, una superioridad del Obearagón acabó con un 0-2 en su contra que llevó a los navarros a igualar el marcador a 8 tantos y cuando ya tuvo a los siete sobre la pista se puso por delante. Esos fallos es lo que impedían al Obearagón marcar diferencias y le lastraron durante todo el encuentro.


La segunda parte fue un calco a la primera. La tensión se palpaba en cada ataque y la sensación era que al equipo de Nolasco le faltaba una marcha más en su juego. Nolasco movió pieza para dar otro aire al equipo en defensa. Con Ancizu en el adelantado, Grau y Bertos dándole escolta y Marco Mira en el cierre se buscaba poner freno a un Harsany que seguía a lo suyo, masacrando con su lanzamiento en carrera e intentando buscar ventajas ante cualquier contacto por mínimo que este fuera.


A 9 minutos del final y con los equipos sumando 23 tantos, el Palacio se iba abajo con una grada empujando como pocas veces. David Rodríguez ya llevaba varios minutos fuera por su tercera exclusión y Juan Fernández ‘segaba’ a Álvarez en una contra del cántabro que acabó con dos minutos de exclusión del jugador del Anaita ante una grada que pedía la roja. Pero Obearagón fallaba justo en los momentos que menos lo necesitaba. No terminaba de cerrar los ataques y perdió dos bolas de forma inocente que dieron alas a los navarros. Luego llegó la desgraciada jugada de Julio que servía a los navarros para sumar dos puntos vitales. La vida sigue y el deporte, deporte es.