RIBAGORZA

Graus revive la tradición de la matacía del cerdo

Colaboraron más de 30 voluntarios entre matachines, mondongueras o cocineras.

Los matachines quemaron al cerdo, ya sacrificado, con aliagas para quitarle todo el pelaje.
Graus revive la tradición de la matacía del cerdo
ÁNGEL GAYúBAR

Los organizadores de la Matacía Tradicional de Graus se arriesgaron a mantener la convocatoria pese a las pesimistas previsiones meteorológicas y al final acertaron porque se pudo desarrollar sin problemas y despertando idéntico interés que en las tres ediciones anteriores.


La Asociación de Vecinos del Barrichós, en colaboración con el Ayuntamiento, la Comarca de la Ribagorza, la Asociación de Empresarios y la de Fabricantes de Longaniza, convocó esta cita que tuvo como escenario el entorno de la antigua casa de Sindicatos y la plaza de Fantón.


Más de 30 voluntarios participaron en las distintas labores inherentes a la matacía. Matachines, sangradores, despiezadores, mondongueras, embutidoras, saladores o cocineras... Fueron muchas las personas necesarias para llevar adelante una matacía del cerdo que garantizaba los aportes cárnicos en una época en que no abundaban para las clases populares las posibilidades de comer carne fresca ni existían los actuales refrigeradores.


El programa se inició a las 11.30 cuando comenzaron las labores típicas de la matacía tradicional. El cerdo -previamente sacrificado en un matadero autorizado- llegó hasta la zona habilitada por la organización para que los matachines realizaran su tarea y para que las mondongueras pudieran trabajar con los menudillos y asaduras del animal. También hubo varias hogueras donde cocer los distintos preparados. A media tarde se inició la degustación de las tortetas calientes, recién salidas del caldero. Y a las 20.30 llegó el esperado momento de la degustación de productos del cerdo asados en grandes parrillas. El colofón de la jornada fue un guateque con música de los años sesenta y setenta y el reparto de regalos sorpresa entre los presentes.