SANIDAD

"Cuando ya no pueda atenderla, mi hija tendrá hogar"

Mercedes Baldellou también tiene a su hija, Marta, de 43 años, con síndrome de down y está muy feliz de la ayuda de Atades.

Aparte de las numerosas autoridades políticas y representantes de la vida social que acudieron a la inauguración, los verdaderos protagonistas fueron los usuarios de Atades y sus familias, que no quisieron perderse un día histórico para la entidad, cuya red de servicios llega, además de a Huesca, a Barbastro, Boltaña, Fraga, Martillué y Monzón.


Joaquina Sallán, de 91 años de edad, casi no tenía palabras para agradecer la labor que realiza Atades con su hijo, Jerónimo, "que es el residente más antiguo de la casa", dijo. Ella y su marido fueron de los primeros padres que se afiliaron a la entidad "porque entonces no había ningún servicio que se hiciera cargo de él". Al principio estaba solo a media pensión, pero desde hace dos años reside en el centro Manuel Artero de forma fija "porque yo ahora vivo sola en una residencia y mis hijos tampoco están aquí". Jerónimo tiene 65 años y será uno de los primeros usuarios del nuevo centro. "Esto ha sido una bendición", afirmó en referencia al nuevo centro.


Mercedes Baldellou también tiene a su hija, Marta, de 43 años, en el centro Manuel Artero. "Siempre ha tenido síndrome de down pero ahora padece también alzheimer", explicó. En su caso, está muy feliz de la ayuda de Atades "porque la asistencia de aseo, de medicación, de comida... la dan con mucho cariño y es una gente maravillosa". Cree que su hija ocupará una de las nuevas plazas de la nueva residencia, "porque aquí van a pasar a las personas que estén más deteriorados y mi hija es una de ellas". Por ello, el acto de ayer era para Mercedes mucho más que una inauguración "porque cuando el día de mañana no pueda atenderla, aquí tendrá un hogar y con mucho cariño".


Entre los familiares, también había madres de usuarios de otros servicios de Atades como el hijo de Beatriz Marión, que tiene 19 años. "Vino aquí porque es muy nervioso y le dieron crisis de ansiedad. Después de fallecer mi marido, no quiso estudiar y ahora trabaja aquí. Solo necesita que le echen una mano porque las cosas le cuestan un poco más que a los demás", señaló. Lleva ya un año y medio en el Centro Especial de Empleo "y está muy contento", resaltó. De hecho, ha iniciado una relación sentimental con una de las residentes "y como ella vive aquí, él también quiere venir ahora a los apartamentos tutelados".