CANDIDATURA OLÍMPICA

El regreso de Belloch tres años después

El alcalde de Zaragoza presidió en el Ayuntamiento oscense la reunión del consorcio de la candidatura Juegos de invierno Zaragoza-Pirineos 2022 y el primer edil de Huesca le acompañó en un recorrido por los lugares más atractivos y turísticos de la ciudad.

Uno de los socios que ayer leía la prensa en el Círculo Oscense enseñó a Almunia y a Belloch la portada de HERALDO DE ARAGÓN.
El regreso de Belloch tres años después
R. GOBANTES

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, no había estado en Huesca de visita oficial desde marzo de 2008, cuando se acercó para firmar un convenio que ponía a disposición de la Expo de Zaragoza el Palacio de Congresos oscense, que aún no se había terminado. Aquel día se recuerda, sobre todo por el frío, lo que no permitió que las autoridades pasearan por la ciudad. Ayer, tras la reunión del consorcio de la candidatura para los Juegos de Invierno 2022 sí fue posible organizar un "paseo ciudadano". Belloch, acompañado de Luis Felipe, como él, alcalde socialista y candidato para 2011, y de Eva Almunia, que regresó de Madrid para ocupar el puesto de Marcelino Iglesias en el Gobierno de Aragón tras las elecciones, recorrió algunas de las calles céntricas y de los lugares simbólicos de la capital del Alto Aragón.


El alcalde de Zaragoza firmó en el libro de honor del ayuntamiento para dejar constancia de su gratitud hacia los oscenses por colaborar en todos los proyectos que lidera Zaragoza, como fue la Expo y como es la candidatura olímpica. "Porque Zaragoza y Huesca son dos ciudades que no compiten entre sí, son complementarias y todo lo que es bueno para una lo es para la otra", dijo Belloch que ahora tiene gran cuidado en no referirse a la antigua osca como "un barrio" de la capital aragonesa.


Tras visitar las estancias nobles del palacio municipal de la mano de su anfitrión, la comitiva de candidatos, que incluía también al presidente de la Diputación Provincial, el socialista Luis Felipe, emprendió el camino hacia la plaza de López Allué o del Mercado para pasar por el ultramarinos La Confianza. Es este un lugar que Belloch afirmó desconocer, a pesar de que son muchos los domingos que junto a su mujer, "sin escoltas y de paisano", se desplaza hasta Huesca para disfrutar de la gastronomía de la tierra.


La Confianza, que se abrió hace 140 años, es la tienda de su género más antigua de España. Las clientas que en ese momento atendía Mª Jesús Sanvicente, se sorprendieron al ver entrar semejante visita. Belloch admiró el ambiente del establecimiento y su dueña no dejó pasar la ocasión para recordar a la consejera de Presidencia que las pinturas del techo, obra de León Abadías, necesitan una restauración demasiado costosas para la empresa familiar.


A pesar de las prisas y del interés del alcalde invitado por cumplir los horarios del recorrido, Eva Almunia insistió en enseñarle la bodega, espacio destinado a pequeñas reuniones y comidas entre los autómatas que diseña Víctor Villacampa, hijo de Mª Jesús y que en fechas señaladas adornan los escaparates de la tienda para deleite de pequeños y mayores. Belloch , además del embeleso, se llevó de La Confianza unos caramelos de miel y piñón llamados piropos. Y fue los únicos que recibió en su paseo, al menos por parte de los ciudadanos, que contemplaban con algo de asombro y cierta distancia el desfile envuelto en cámaras.


Tras conocer la restauración y las dependencias del Palacio de Villahermosa, centro cultural de Ibercaja, Felipe, Almunia y Belloch llegaron a la Diputación Provincial, donde la ex secretaria de Estado de Educación comenzó su andadura política. Todos admiraron el techo pintado por Antonio Saura en 1988, una obra titulada 'Elegía' que propició que el museo Reina Sofía organizara una exposición antológica del pintor oscense, según explicó Almunia a sus acompañantes.


Cosculluela invitó a Belloch a ver las ruinas romanas integradas en la planta baja del edificio, pero el alcalde de Zaragoza eludió la invitación por no bajar las escaleras (está convaleciente de una rodilla) y no dar un rodeo para coger el ascensor. Sí se detuvo ante el frontal de Liesa que luce en el vestíbulo de la Diputación.


El periplo finalizó en el Casino, construcción modernista con amplios salones donde algunos socios pasan la mañana jugando a cartas o leyendo los periódicos. Uno de ellos saludó a Belloch y le recordó sus tiempos de super ministro (Justicia e Interior). Este hico notar que en el antiguo saloncito destinado antes a los fumadores todavía huele a nicotina.


El paseo fue rápido, pero intenso y terminó justo a la hora programada para la comida, esa de la que tanto le gusta disfrutar al alcalde de Zaragoza, aunque tenga que recorrer 70 kilómetros.