BALONCESTO

Frenesí en el Lobe Huesca

Polk se lesiona para seis semanas, por lo que su ficha será para Bonds y el club repesca a Zack Atkinson, mientras busca a un pívot americano.

Brandon Polk, fotografiado en su primer entreno con el Lobe Huesca.
Frenesí en el Lobe Huesca
RAFAEL GOBANTES

El Lobe Huesca se encuentra viviendo un guion que el mismismo Quentin Tarantino tendría difícultades para superar. Las últimas 24 horas del Peñas han sido una locura. Si un equipo necesita tranquilidad para trabajar, el Peñas de Ángel Navarro sigue instalado en un tobogán por culpa de las lesiones que le acompañan desde la pretemporada y vive de sobresalto en sobresalto. La tranquilidad parecía haber llegado con la recuperación de Steave Johnson para el equipo. Tener al jugador franquicia recuperado suponía (y supone) una inyección de moral muy necesaria para el bloque. Además, Jeff Bonds sale de su lesión por lo que el equipo le volvería a dar la ficha a cambio de dar la baja a Atkinson, con el que se llegó a un acuerdo el lunes para rescindir su contrato. Eso fue así hasta que se conoció la lesión de Brandon Polk, con una fractura espiroidea del cuarto metacarpiano de la mano izquierda.

A partir de este momento empezaron las carreras. Se habló con Atkinson para que volviera al equipo por lo que hubo que entablar negociaciones con su representante. Su agente comunicó al club que Atkinson ya tenía equipo, aunque no desveló cual, y el billete de avión para partir mañana. La directiva del Peñas negoció para hacer un cambio de fichas. Es decir, dar la baja federativa a Polk -que tiene para 6 semanas por su lesión y su contrato acababa el 8 de febrero-, con el fin de que su puesto lo ocupe Bonds y recuperar a Atkinson hasta que el equipo fiche a un nuevo americano que "será ya el último cambio", asevera Manolo Freire. El directivo no escondía ayer la locura que envuelve al club desde que se adentró en la LEB Oro y, eso sí, con la misma firmeza recalcó que se va a hacer todo el esfuerzo posible por consolidar la plaza en el segundo peldaño del baloncesto español. Y por si hubiera alguna duda: "Estas situaciones hay que resolverlas con calma y con la seguridad de que no vamos a rendirnos nunca. Para nosotros, estar en LEB Oro es un sueño hecho realidad por lo que no vamos a rendirnos nunca ante cualquier problema. Daremos todo lo que podamos; los directivos desde los despachos y los jugadores desde la pista".

Y mientras tanto, el equipo sigue entrenando de cara al partido del próximo domingo contra el Girona, que es necesario ganar para romper la espiral de derrotas en el que está sumido y porque el siguiente invitado en el Palacio es el todopoderoso Obradoiro, líder de la categoría. "Si la permanencia en la categoría era ya de por sí difícil, ahora aún lo es más", señala Freire. Ángel Navarro ha recalcado en todas las ruedas de prensa que cuando el equipo tiene una semana plácida, es decir, puede hacer entrenos de cinco contra cinco, el Lobe es muy competitivo. La pena es que esto ha sido en ocasiones contadas. El equipo, con la base del año pasado, da la cara, pero no termina de entrar en dinámica ganadora porque cae víctima de sus propios errores o porque, simplemente, afronta partidos sin jugadores clave. "Si a todo estas vicisitudes se suma que tenemos el segundo o tercer menor presupuesto de la categoría, el cóctel es freudiano", subraya.

La ida y venida de jugadores supone que los jóvenes del equipo sobre los que se cimentó el ascenso de la LEB Plata a la LEB Oro tuvieran que dar un paso al frente desde el minuto uno de la competición. "Su papel ha sido completamente nuevo. En el caso de Salsón o de Asier han tenido que reconvertirse en un Steave o en un Bonds. Es decir, en jugadores de primera línea", subraya Freire.