JUICIO DE LA DISCOTECA MANHATAN

El copiloto y varios testigos coinciden en que el acusado por el atropello mortal no frenó

El joven que iba con Víctor Gómez dice que aceleró y perdió el control, pero que no fue intencionado. El juicio por el caso de la Manhattan se reanudará mañana con la reconstrucción del accidente y las conclusiones finales.

José Antonio Rodríguez, uno de los heridos más graves, llegó ayer en silla de ruedas a la Audiencia junto a su compañera, Sara.
El copiloto y varios testigos coinciden en que el acusado por el atropello mortal no frenó
RAFAEL GOBANTES

Solo él sabía por qué Víctor Manuel Gómez Rivero embistió con su coche a un grupo de personas que salían de la Manhattan, convirtiendo una divertida noche de fiesta en una tragedia con dos fallecidos y ocho heridos, y por eso era uno de los testimonios más esperados del juicio. Cristian Conrado, el joven viajaba de copiloto en el vehículo que causó el accidente, aseguró ayer que el acusado no intentó frenar en ningún momento tras ver que perdía el control del vehículo pocos metros antes de la discoteca, aunque también declaró que el atropello no fue intencionado.

Al igual que el copiloto, varios testigos del siniestro que comparecieron en la segunda sesión del juicio coincidieron en que no vieron ni oyeron frenar al coche antes de que se abalanzara sobre las víctimas. La vista fue suspendida hasta el jueves, cuando se presentará la reconstrucción del accidente que hizo la Guardia Civil y las conclusiones finales.

Cristian Conrado y el procesado se conocían porque habían trabajado juntos en una empresa metalúrgica. En la madrugada del 28 de julio de 2007, ambos se encontraron en una peña de Grañén. Cuando Víctor Gómez le ofreció volver a Huesca con él y con dos amigos, se apuntó. Ayer aseguró que en ese trayecto, el acusado le propuso pasarse por la Manhattan, "y le dije que bien", señaló contradiciendo el testimonio de Víctor Gómez, quien el lunes afirmó que él no lo había propuesto.

"Iba muy rápido y le dije: ¡Ojo!"

Después de dejar en su casa a la pareja que les acompañaba y cuando ya circulaban los dos solos por la Ronda de la Industria, el conductor "empezó a subir las marchas y a hacer cambios bruscos de velocidad antes de coger la curva", recordó Cristian Conrado, quien al ver que iba demasiado deprisa le advirtió diciéndole "¡Ojo!". "Pero a los dos segundos se le fue el coche. Intentó contravolantear para un lado y para el otro, pero no pudo recuperar el control y ya vi que se llevaba por delante a la gente", relató. Unos segundos en los que "no levantó el pie del acelerador, que yo recuerde", añadió el joven, quien incluso confesó que la velocidad a la que iban era tan alta "que yo pensé que nos matábamos".

Además del copiloto, el tribunal escuchó los testimonios de otros cuatro testigos que a la hora del accidente estaban a las puertas de la discoteca. Uno de ellos fue categórico al manifestar que vio claramente que el vehículo salió de la curva "recto y muy rápido a por nosotros". Es más, también subrayó que el conductor no perdió el control "ni dio ningún volantazo, ni frenó", indicó.

Todos los testigos coincidieron en señalar que oyeron un "chirrido de ruedas" poco antes del accidente. Una joven que en ese instante estaba justo enfrente de Benito Ríos, uno de los fallecidos, explicó que salvó su vida porque una chica que había con ella le empujó para adelante "porque venía muy deprisa y se nos echó encima de repente", recordó.

Otro de los jóvenes que vio in situ el accidente relató que al escuchar el vehículo, "me di la vuelta y vi que venía cruzado", dijo. De hecho, calcula que iría a más de 120 kilómetros por hora "con la parte delantera hacia la carretera y la trasera hacia la acera". La última testigo del siniestro indicó que vio que el coche salía cruzado de la curva "pero luego se fue recto hacia la gente", aseveró.